La naturaleza del escorpión

El cuento es viejo. El escorpión le pide al elefante que le ayude a atravesar el rió. Y ante los temores del paquidermo, el escorpión le tranquilaza. “No te atacaré con mi veneno porque si te ahogas yo lo haré contigo”. Lo que sigue es sabido: el escorpión le clavó el aguijón al elefante. Y cuando se estaban ahogando, la explicación de la alimaña fue sencilla: “disculpa, te he picado porque está en mi naturaleza”. Así de simple.

Quien frecuenta a un delincuente debiera saber que cuando lo necesite éste le traicionará. Solo porque está en su naturaleza.

A estas alturas, muchos lectores pensarán que me refiero, con el símil del escorpión, al director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. Bueno, pensaba en Bárcenas al escribir esto, pero  todo lo anterior también se pudiera aplicar a este peculiar periodista.

Nadie aprende que los protocolos del director de este periódico son fijos. Primero se hace amigo del poderoso para conseguir su confianza y sus favores. Cuando las expectativas se ha disipado o cuando consigue su objetivo, Pedro José Ramírez siempre clava el aguijón, sencillamente porque está en su naturaleza.  La frecuencia es: amistad, complicidad, beneficios y aguijón.

Ha ocurrido muchas veces. Hasta el ingenuo pero pérfido José Luis Rodríguez Zapatero convirtió a Pedro J. en su confidente y amigo. No le dio tiempo al periodista para  acabar con Zapatero, porque él mismo se ocupó de suicidarse. Políticamente hablando. No necesitó ayuda. El ex presidente de Telefónica, Juan Villalonga, era amigo íntimo de Pedro J. Que elogios del periodista en aquella formidable  apología de este periodista al entonces todo poderoso mago de las finanzas de Telefónica. Luego, cuando un vídeo se cruzó en su camino, y Pedro J no pudo ser nombrado emperador de Antena 3, la amistad se convirtió en cacería. Una vez más.

Ahora, la conjunción de Bárcenas, Pedro J. y la lenta pero concienzuda acción de la Justicia, se está encargando de clavar el aguijón del homicidio político en el presidente del Gobierno.

Mandar mensajes a Bárcenas en pleno mes de Enero de 20213 solo es explicable porque entonces, todavía, el presidente del Gobierno confiaba en el silencio de quien había sido su tesorero y por quien proclamó toda su confianza cuando  a este le salpicó la trama Gürtel. La naturaleza de Bárcenas también es la misma del escorpión. El tesorero se va a ahogar en el río, pero se quiere llevar por delante al presidente del Gobierno. Y para eso, nadie mejor como estratega y muñidor que el periodista que ha participado en todas las conspiraciones políticas de los últimos treinta años. Desde la presidencia de Suárez, pasando por el balcón de Carabaña con Aznar, hasta la liquidación política de Mariano Rajoy.

La línea de defensa del PP es muy débil. Ahora que le han encargado a Carlos Floriano que califiqué de delincuente a quien tanto poder tuvo en el PP, va a ser Pedro José quien maneja el dosificador del gotero letal que tiene conectado en vena el presidente del Gobierno. Y el escenario de esta cacería va a ser el despacho del juez instructor Pablo Ruz. ¡Por favor, conserven sus sillones de pista!

El primer acto serio de esta trama ha sido la confesión en sede judicial de que Mariano Rajoy cobró sobre sueldos en metálico en los años 2008, 2009, y 2010. El juez, la acusación particular y la fiscalía tienen que calibrar la credibilidad que le dan a las declaraciones y documentación aportadas por Luis Bárcenas sobre estos extremos. Y tendrán que investigar la veracidad de esas informaciones.

El presidente del Gobierno se limitó a afirmar, en comparecencia pública formal, que nunca en su vida había cobrado ningún dinero que no hubiera declarado a Hacienda. En las declaraciones fiscales que entonces aportó no había nada extra como ingreso. Por lo que se puede deducir que indirectamente estaba asegurando que no había cobrado sobre sueldos en metálico.

El dilema es muy sencillo. Si Bárcenas dice verdad ahora, Rajoy cobró un dinero que no declaró a Hacienda. Y la mentira en un asunto de esta naturaleza acaba, inmediatamente que se demuestra, con la carrera política de cualquiera. Incluido el presidente del Gobierno de España.

No ha aclarado nada el presidente del Gobierno en su comparecencia de ayer en La Moncloa junto a su colega, el presidente de Polonia, Donald Tusk, a estos efectos. La cantinela no se sale del guión oficial. “El Gobierno no acepta chantajes” y “No voy a salir al paso de todo lo que se publica”.

Quien frecuenta a delincuentes sabe a lo que se expone. Quien le manda mensajes telefónicos pidiéndole “que resista y se mantenga firme” da a entender un grado de connivencia que es letal ante la opinión pública.

El problema no es que Carlos Floriano haya tardado veinte años y varios meses después de conocerse la fortuna de Bárcenas en Suiza, que es éste es un delincuente. El problema es que la historia judicial está llena de presuntos honorables que acabaron a los pies de los canallas por la traición de un delincuente. Y Bárcenas y Pedro José están en eso.

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