La ‘rara avis’, un diamante casi centenario

Tal vez no sepas quién es Iris Apfel ni por qué es uno de los personajes más icónicos de la sociedad neoyorquina. Yo, la acabo de conocer y todavía me cuesta comprender la causa por la que ella y su maravilloso universo son totalmente desconocidos para el resto del planeta.

En sus primeros 84 años trabajó para el Women’s Wears Daily, para la interiorista Elinor Johnson y, desde 1950 hasta 1992, fue la decoradora de nueve presidentes de Estados Unidos.

A sus 93 años, la ‘rara avis’ de la moda tiene un estilo ecléctico, único y con muchísima personalidad y es capaz de combinar una chaqueta de piel de Versace pintada a mano con unos pantalones comprados en un mercadillo y estar maravillosa. Tanto que se ha convertido en la anciana debutante de la moda más requerida del sector posando para varias portadas europeas.

Permitidme que resuma las cinco lecciones vitales que desde S Moda recogen de esta fascinante mujer. Seguro que os sabrá a poco:

1. La belleza eres tú. Apfel se ríe de todas las convenciones de belleza que rigen la sociedad y aboga por vivir una vida llena de color y con diversión como antídoto a las reglas sociales del buen vestir. Por este motivo, odia a la gente que viste de negro o que es esclava de la cirugía.

2. No seas borrego, explota tu personalidad. Para Iris vivimos una de las peores décadas de la moda, con una sociedad obsesionada por vestir igual a lo que les dictan. «Se ha perdido toda la originalidad. Los diseñadores viven obsesionados con los medios de comunicación y no saben coser. Todo el mundo trabaja con máquinas. En los 50 y los 60, eso era otra historia, como con Balenciaga».

3. Educa tu mirada y no te aferres a tus pertenencias. Si se le pregunta de qué prenda u objeto sería incapaz de desprenderse (tiene tres pisos llenos de ropa y un almacén gigante en Nueva York) ella responderá: «En esta vida no eres dueño de nada, no estaremos en la Tierra para siempre y lo que tienes es como si simplemente lo hubieses alquilado».

4. Huye de las reglas e improvisa. «Para mí vestirse es toda una improvisación, es como tocar jazz. Yo no planeo nada. No me visto intelectualmente. Vestir debería ser siempre algo divertido, sin estresarse». La genialidad, dice, está en el proceso, «nunca sigas las reglas».

5. «Es mejor ser feliz que ir bien vestida» y ella lo es. Vive una relación entrañable, idílica y de mutua devoción con su marido Carl (de 101 años). Pese a las dificultades de su edad, Apfel es una nonagenaria que todavía tiene fuerzas para levantarse y recorrerse los mercadillos de Harlem para regatear por un bolso en una tienda africana.

“La vida ya es gris y aburrida, por lo que se puede divertir y hacer feliz a la gente con un poco de fantasía». Iris Apfel.

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