La tecnología del envejecimiento

Cuándo: viernes, 18:30 horas.

Dónde: asiento del vagón de un tren de cercanías.

Situación: como individuo multitarea, me dispongo a trabajar durante el trayecto de 50 minutos entre Castellón de la Plana y la estación de Cabanyal de Valencia. Para ello, varios días antes del paseo ferroviario descargué e instalé un software que, dijeron, me permitiría el acceso remoto a mi ordenador de casa y, por tanto, podría operar sin ningún problema. Únicamente olvidaron comentarme el ‘pequeño’ detalle de que ambos dispositivos necesitan estar conectados a Internet para conseguir ese vínculo a distancia.

Pues bien, como me negaba a resignarme ante este inesperado contratiempo, decidí reflexionar acerca de lo indispensable que se ha convertido el World Wide Web en nuestras vidas. Casi sin quererlo, hemos pasado a estar mundialmente interconectados y a establecer relaciones online que 50 años atrás eran prácticamente impensables.

Todo ha evolucionado de forma más o menos paralela al crecimiento de Internet y el sector de la moda no iba a ser menos. Todavía recuerdo cómo me empapaba tanto de las crónicas fashionistas de varios programas de televisión como de las ediciones especiales de las diferentes Fashion Week de las revistas especializadas para estar al día de las nuevas tendencias de cada temporada. Y de esto únicamente han pasado 10 años.

Desde que las firmas de moda más tradicionales descubrieran la infinidad de pros (y algún que otro contra) que ofrece el medio online muchas son las que se han dado un lavado de cara, actualizando su imagen e identidad corporativa para adaptarla a las nuevas circunstancias sociales, económicas y comerciales.

Los tiempos han cambiado y la tecnología avanza y progresa de forma paralela, y también un tanto paradójica, al envejecimiento de las caras que representan a algunas marcas. Me explico: la escritora estadounidense Joan Didion, de 80 años, es la nueva imagen de la marca de lujo de Céline; Dolce y Gabbana utiliza a un grupo de abuelas italianas en su última campaña; la Reina del Pop posa para Versace a sus 56 años; Julia Roberts (47 años) es el rostro de Givenchy y Mónica Bellucci será, con 50 primaveras, la ‘chica Bond’ más veterana de la historia.

Las mujeres maduras están de moda pero hay quienes se plantean si estos cambios son el medio del fin último de toda empresa: vender cuanto más mejor.

Puede que sea una simple evolución de la filosofía de las organizaciones o puede que sea una moda pasajera fruto de una estrategia de marketing perfectamente ideada.

Una cosa es cierta: envejecer es, cada vez más, un privilegio de la vida.

 

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