Uno de los coletazos de la sesión parlamentaria de ayer en el Congreso de los diputados en la que se tenía en consideración la reforma de nuestro Estatut nos la regaló Gerardo Camps. El exconseller de Economía, Hacienda y Proyectos Temáticos tuvo el honor de intervenir en el debate por el Grupo Parlamentario Popular. Efectivamente todo indica que el era el más indicado de su grupo habiendo sido el senador uno de los responsables de las cuentas valencianas más longevos en el cargo. Nunca le gustó denominar “deuda histórica” a la que el Estado viene contrayendo históricamente con la financiación de los valencianos, pero ayer tuvo que doblar la rodilla y reconocer que este Pueblo no está bien financiado. Nunca es tarde si la dicha es buena. Bienvenido al club de los que creemos que la situación era insostenible. La reforma de nuestro Estatuto -que ya veremos cuando se vota- afectará a eso, exclusivamente a una cuestión económica y a ningún otro aspecto, aunque a costa de algunos de ellos tuvo un desencuentro con el grupo diputados valencianos. El espectáculo para el resto de España no pudo ser más patético. Otra vez más valencianos contra valencianos. Camps, a los pies de Posadas -que el presidente del Congreso sí que estaba, no como otros-, se dirigió a ellos recordándoles que el nombre de esta comunidad es Comunidad valenciana (perdón por la redundancia a la que me obliga la nomenclatura oficial) y no País valenciano. Podía haber recordado el exconseller los dos primeros párrafos de nuestro Estatuto de autonomía, los del preámbulo que su partido, el PP, votó junto a los socialistas. Ahí va, para desmemoriados:
La Comunitat Valenciana va sorgir com a conseqüència de la manifestació de la voluntat autonòmica del poble de les províncies valencianes, després de l’etapa preautonòmica, a la qual va accedir en virtut del Reial Decret Llei 10/1978, de creació del Consell del País Valencià.
Aprovada la Constitució Espanyola, va ser, en el seu marc, on la tradició valenciana provinent de l’històric Regne de València es va trobar amb la concepció moderna del País Valencià i va donar origen a l’autonomia valenciana, com a integradora dels dos corrents d’opinió que emmarquen tot allò que és valencià en un concepte cultural propi en l’estricte marc geogràfic que abasta.
Así, señor Camps, ustedes abrieron la puerta a que cada cual no llame como quiera, incluso Reino de Valencia, como usted hizo ayer saltándose usted también la denominación legal. Así que no le gustará la denominación que tradicionalmente utiliza la Izquierda valenciana, a mí tampoco, pero usted y su partido de la mano del PSOE, abrieron esa puerta. Como otras. Pero ahora ya es demasiado tarde y si lo que trató de hacer fue un amago de consigna mitinera hacia el electorado huido o desactivado del PP, deberá esperar a que su jefe de filas convoque las elecciones generales y a partir de ahí, cuente dos semanas hacia atrás. Mientras tanto siga trabajando como lo hizo ayer por mejorar la financiación de los valencianos que hasta su jefa Isabel Bonig considera injusta.