Enrique Arias Vega, colaborador en Valencia News. Más fácil protestar que hacer

La Venezuela de Podemos

Los pavorosos problemas de Venezuela no son de ahora mismo, por supuesto, pero con Maduro han llegado a un límite insostenible. 

Una economía basada en el monocultivo del petróleo fue sistemáticamente saqueada en el pasado por una oligarquía ociosa y parasitaria, manteniendo unas diferencias sociales brutales.

Tras la revolución bolivariana de Chávez, ha cambiado la clase social esquilmadora y subvencionada, claro está, pero ha aumentado la pobreza y el número de personas económicamente desfavorecidas. 

Mientras el petróleo aún mantuvo su cotización, en vez de utilizar sus ingresos para modernizar el país, los dirigentes lo gastaron en subsidiar a paniaguados y a apuntalar el régimen cubano a cambio de ayuda ideológica y militar.

Ahora, con los precios por los suelos, no sólo han debido huir del país las clases medias, los técnicos y los intelectuales, sino un proletariado miserable que ya no puede vivir de su trabajo.

Si se van, pues, los trabajadores (y curiosamente no se denuncia ese éxodo con el mismo énfasis que el de los subsaharianos), ¿cómo se podrá levantar un Estado en el que sólo quedan militares, funcionarios y gente afín mantenida por el régimen político? 

Éste es el país que le daba envidia a Pablo Iglesias hace sólo cinco años y sobre el que ahora guarda un ominoso silencio después de que su asesoramiento político lo condujera al abismo. Ahora parece estar ocupado en España con las mismas recetas, sustituyendo en este caso al recipiendario Maduro por Pedro Sánchez. 

Su actitud recuerda a la de Saraiva de Carvalho hace 40 años cuando pretendió hacer de “Portugal la Cuba de Europa”.

Por suerte, él no lo consiguió, como esperemos que tampoco lo haga ahora Podemos con ayuda de separatistas y demás gente animosa y empecinada en “venezuelizar” España.

A Contracorriente por Enrique Arias Vega 

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