Lo obsceno

¿A qué asocia lo obsceno, lector amigo? ¿A las pelis guarrindongas de Cicciolina? Eso es porque es usted un fiel –y talludito– lector de VLC News. Y porque no ha visto este vídeo, donde sale una asexuada vieja pelleja de pelo grisiento y chompa evomoralera diciendo palabras impúdicas, torpes, ofensivas al pudor; ‘palabras o eses’, que diría un chirigotero, en defensa del extinto Gorila Rojo, tirano «por los votos o por las botas», como bien lo caló Felipón.

La asexuada vieja pelleja se llama Lil Rodríguez y sí, lo ha oído tan bien como yo, con sus compinches bolivarianos ha decidido otorgar el Galardón Extraordinario del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2013 al Ausente, «el comandante Hugo Chávez Frías», que cuando habitaba entre nosotros se dedicó a perseguir con saña a los periodistas que no utilizaban las manos para sujetarle el mamporro. «El comandante Chávez, en su rol de comunicador social, de gladiador invicto en su batalla contra la mentira y la manipulación mediática, no sólo contribuyó al rescate de nuestra historia, nuestras tradiciones, nuestra cultura, sino que actuó sin descanso y sin tregua para que hoy los venezolanos y las venezolanas podamos enarbolar con orgullo ante el mundo que tenemos patria…». Ya, ya paro, que como sigamos leyendo nos vamos a quedar ciegos o con cierta cara en los granos.

¿Lil Rodríguez la lacaya trabaja en Globovisión? Eso añadiría sordidez a la servileza. Globovisión fue uno de los medios más críticos con el fascismo rojo del Espadón de Barinas. «Impacta ver su sede, en el este de Caracas –escribí en 2004 desde la capital venezolana–, con muros de varios metros de altura coronados por vallas y alambradas; con guardias fuertemente armados y reporteros que han de llevar chaleco antibalas. Aquí cayó una granada. Aquí, en los muros, pueden leerse pintadas donde se tacha al canal de terrorista y se mienta la madre a quienes en él trabajan o a él acuden para intervenir en un programa».

Han pasado nueve años y Globovisión ya no es lo que era. Ahora la maneja un alabardero del régimen antológicamente apellidado Cordero. ¿Ahora trabaja allí Lil? Como sea, jamás le dedicaría una crónica como aquélla, en que rendía homenaje a mis colegas que se negaban a mutar de periodistas a obsecuentes chabestias.

 

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