Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

MARE NOSTRUM. Hacemos España.

Menuda polvareda política en este alocado fin de Legislatura. Los nuevos apóstatas de la ideología envueltos en sus túnicas inquisitoriales marcan el ritmo de la nueva política, jaleados por esa masa víctima del verdadero genocidio cultural que hemos padecido por estos lares. Del esperpentico espectáculo alrededor de la Fiesta Nacional de los populistas y secesionistas, al doble juego de los equidistantes con su “oasis de entendimiento” en el feudo progresista andaluz, donde la corrupción es silenciada por un régimen socialista sustentado con sus votos. Un escenario complicado el que nos espera a todos los españoles, puesto que las supuestas élites políticas han sucumbido a la política espectáculo que tan bien maneja la izquierda. Aquí nadie se puede llevar a engaño. El frentismo anti-PP está abierto y en él juegan todos, porque solo los Populares son garantía de una estabilidad que molesta y trunca las posibles expectativas electorales de algunos.

La Legislatura se agota y es momento de hacer balance. Un balance necesario en esa rendición de cuentas, la tan manida accountability, que los ciudadanos esperan para poder dar su veredicto inapelable en las urnas. Quizás el dictamen más incierto de todo este período democrático. Parece mentira pero ya han pasado 1429 días desde la anterior cita electoral. Y es el momento de recordar como estábamos y ver como estamos. Los apóstoles de la memoria histórica ya no se acuerdan de ese otoño del 2011. Ahogados en su propia incompetencia, convocaron elecciones anticipadas incapaces de afrontar la gravedad de una situación que sus políticas habían provocado. Una crisis que hemos padecido todos, incluso aquellos que no la veían y que se ha visto agravada por la inmoralidad de algunos que utilizaron las Instituciones en su propio beneficio, infringiendo un  daño a nuestro sistema institucional que ha alimentado a aquellos verdaderos apóstatas del régimen democrático que nos dimos en el 78.

Desde el Partido Popular afrontamos este difícil momento con la convicción de haber correspondido a ese torrente de confianza que las urnas del 20-N depositaron en nosotros. El enfermo estaba más allá de la UVI y necesitaba un tratamiento de choque para intentar salvarlo, bajo la presión de que o lo hacíamos nosotros o nos los hacían otros desde Bruselas. Los españoles confiaron en el PP porque ya había conseguido salvar al enfermo una vez y porque saben que al final los populares somos fiables, previsibles y garantizamos una estabilidad y seguridad institucional que en estos momentos es más necesaria que nunca ante los experimentos de laboratorio que nos asaltan.

El PP cierra la Legislatura más reformista de nuestra historia democrática, en un ejercicio de responsabilidad que nos ha llevado a sacrificar Programa e Ideario en aras a reanimar a un país desahuciado. Una situación crítica que conllevó decisiones difíciles de tomar y más difíciles de entender por un electorado que no percibía la verdadera gravedad de la situación. Los primeros tres años, muy complicados, en los que se desplegó todo un arsenal de medidas para contrarrestar una deriva no solo económica sino, y ahí radica lo peor, una crisis social sin precedentes. Por momentos superados por la crispada situación social, conscientes de los jirones electorales que la gestión de la crisis nos suponía, no perdimos el aliento ante el difícil reto que se nos planteaba. Y ahora empezamos a recoger los frutos de tanto esfuerzo.

Y lo hemos hecho solos. La Oposición huyó de su responsabilidad y se refugió detrás de la pancarta, pero el esfuerzo y sacrificio de millones de ciudadanos  nos han permitido invertir la tendencia para volver a convertirnos en el referente mundial de la recuperación. No está todo hecho, ni mucho menos, pero tampoco podemos estar justificándonos en todo momento ante esta Izquierda que nos sigue apuntando con dedo acusador. Antes, desde detrás de las pancartas y ahora, desde los púlpitos de las instituciones que gobiernan.

No podemos estar constantemente a la defensiva ante esta ofensiva ideológica del frentismo populista sellado por todas las fuerzas políticas contra el PP. Hemos reconocido los errores, pedido perdón e interiorizado el mensaje alto y claro de los ciudadanos. Por ello hemos desarrollado el mayor paquete legislativo por la Regeneración democrática, a la que todos se apuntan obviando que nunca la acometieron cuando han gobernado.

Afrontamos sin lugar a dudas unas semanas decisivas en las que nos vamos a jugar el futuro inmediato. Pese a las cortinas mediáticas, los hechos son irrefutables y el trabajo ahí queda para su valoración. El 20-D nos jugamos mucho más que el propio bienestar. Nos jugamos seguir construyendo un proyecto común, mejorando nuestro marco de convivencia desde el sentido común y la lealtad institucional que nos exige el pertenecer a una gran nación que ha vuelto a asombrar al mundo. Un relato, el de la Crisis a la Recuperación, en el que tu eres el protagonista, para seguir #HaciendoEspaña y #FentComunitat.

Ir arriba