Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

MARE NOSTRUM. Razón, sentimiento y Libertad.

En medio de la vorágine política que nos azota de forma inmisericorde, más por efecto de unos medios entregados desde hace tiempo en su propia cruzada que por la vorágine en sí, estrenamos una nueva estación, el otoño, que nos acompañará hasta las próximas elecciones generales. Además, la actualidad nos ha dejado imágenes de todo tipo a lo largo de la semana. Por un lado, el incesante flujo humano que asalta las fronteras de una UE que sigue debatiéndose entre la razón o el sentimiento. Por otro, el triste sainete catalán cuyo telón se cerró hace unas horas con sus elecciones autonómicas. Pero por encima de todas ellas, cercanas y lejanas, sin lugar a dudas la gira americana del Papa Francisco ha vuelto a poner en su sitio a todos aquellos que se quedan en la mera anécdota, en lo accesorio, olvidándose de lo trascendente. Una gira que vuelve a romper los esquemas de toda esa progresía imperante, desde la razón, el sentimiento y desde un más que necesario canto a la Libertad. Gestos de un hombre trascendente, que transmiten la grandeza de un mensaje universal. Y no solo por la sublime llegada del Fiat a la Casa Blanca.

Por un lado, su estancia en Cuba ha venido a culminar el trabajo que Él sus dos predecesores han realizado, generando un nuevo escenario geopolítico en la zona de trascendencia mundial. Y por otro, con su histórica visita a EEUU, donde el espíritu americano nos ha vuelto a dar una lección a los del viejo continente. Un viejo continente lastrado por los prejuicios y el relativismo de una sociedad que ha olvidado los principios y valores que forjaron la civilización occidental. Prejuicios que se repiten en cada Estado, y en el nuestro especialmente, para justificar un desmedido interés por extender una laicidad que borre nuestras raíces cristianas.

Y así, vemos como al otro lado del Atlántico, una sociedad como la cubana sometida al yugo del Estado salía al encuentro del Santo Padre, con alegría y un sentimiento desbordante de agradecimiento por su labor. Y la americana, forjada en un mestizaje cultural que hizo bandera de la defensa de las Libertades Civiles, caracterizada por esa Libertad religiosa que les permite hacer demostraciones como la que hemos visto , expresando su alegría y orgullo por recibir al máximo mandatario de la Iglesia Católica en su país. Ni en los mejores Estados Cristianos. para tomar nota.

Un ejemplo que nos debe hacer reflexionar aquí en nuestro país y en nuestra tierra valenciana, por los muchos complejos que lastran nuestra convivencia. Complejos nacidos de una involución cultural propiciada por aquellos que han hecho de la educación un arma política de adoctrinamiento. Generación tras generación, los laboratorios sociales han conculcado un espíritu transgresor que se retroalimenta con demagogia y populismo. Demasiada prosa y poca poesía. Mucha ideología y poca política. Y así nos ha ido.

Lo de Cataluña no es una excepción. La superioridad moral de la «nueva» izquierda tampoco. Son consecuencia de las debilidades de una sociedad acomodada y egoísta, donde solo vale el «yo», lo «mío», obviando lo «nuestro», lo de «todos». Una sociedad entregada a los nuevos profetas que lanzan sus proclamas socavando los cimientos de la propia convivencia. Una sociedad que deja de lado la razón y el sentimiento, que pone en peligro la misma Libertad, haciendo oídos sordos ante los nuevos retos globales. Una sociedad indiferente y teledirigida que debería hacer suya esa gran frase que el Papa dirigió al pueblo cubano en la misma Plaza de la Revolución. Una frase que bien podría valer para cualquier pueblo del orbe, incluidos nosotros. Una frase que en toda su contundencia es un alegato a la convivencia, a la paz. Un llamamiento a la razón, al sentimiento, a la Libertad, » Hay que servir a las personas y no a las ideas». No hay más sordo que quien no quiere oír.

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