Marea blava, milicia de resistencia

Ya está aquí el nueve de Octubre; ya está aquí la marea Blava, resorte de dignidad, orgullo y resistencia ante el abandono institucional y su connivencia con la doctrina caníbal y racial que pretende arrodillar a una sociedad de valencianos para robarnos nuestra fuente más íntima y esencial de españolidad: La verdad sobre nuestros orígenes, la herencia de nuestros abuelos y nuestro legítimo derecho a dejársela a nuestros hijos.

Para foráneos que nos miren desde la equidistancia autonómica, la “marea Blava” es el último grito de ayuda y esperanza cívica del pueblo valenciano, milicia de resistencia que grita a aquellos que deberían protegerle que no quieren ser inmigrantes en su propia tierra.

A golpe de ariete y de subvención pública, se abre paso el imperialista y vergonzoso proyecto de ingeniería social con estandarte catalanista, por ende separatista y por tanto antiespañol. La receta es tan simple e implacable como la intención; enterrar nuestra historia, nuestra lengua y nuestra identidad bajo el barro de generaciones adoctrinadas gracias a su negociado educativo pactado con el Partido Popular: institutos, universidades y entidades culturales encabezadas por “generales” del ejercito totalitario, imbuido en una especie de paranoia de defensa en la que los valencianos somos los extranjeros en nuestra propia tierra, una paranoia en la que cualquier atisbo de resistencia al sometimiento secesionista y a la reivindicación, es ahogado por su contumaz agresión y por el fuego cruzado de los gobiernos autonómicos y nacionales que deberían protegernos, y que lejos de hacerlo, les brindan de munición inagotable.

Así en este nueve de Octubre exigimos a aquellos cobardes disfrazados de líderes políticos carismáticos, que cesen en el trueque de nuestro patrimonio con el separatismo. La frontera autonómica se ha convertido en el burladero de estos “sobreros” que varían su discurso al poner sus pies en Madrid. Así tenemos al señor González Pons, paseando por Europa e invitando al eurogrupo a paella con un inglés ausente y acento “che”, mientras olvida que postró al valenciano, primera lengua románica con un siglo de oro literario ante el catalanismo de Pujol para lograr su apoyo de gobierno en el año 96. Aquel vergonzoso pacto que siempre olvida o que nunca cuenta, y que rubricó en casa del separatismo: El pacto de Reus que instaló la aberración académica y lingüística del corrupto político y moral que hoy, la matriz nacional del PP, ha estimado conveniente sentar en el banquillo de los acusados después de 30 años de matrimonio bien avenido.

Así encontrarán también a otra sub marca política, esos engendros nacidos de los originales gracias a la incubadora del estado autonómico y el silencio que brinda su frontera. El PSPV; que al igual que las siglas originales que le alumbraron, muestra cierta afición al manoseo con el separatismo. El líder a la altura de tal dudosa “cualidad”, Shimo Puig, alardea en los medios de su favor y apoyo a la consulta catalana, mientras su “papá” ideológico; Pedro Sánchez, disfraza esa tendencia con ambigüedad y telegénica. Bah, otro Zapatero, otra caja vacía para llenar de demagógica simplonería.

El jarabe para evitar el indefectible pacto entre gobiernos autonómicos y las marcas separatistas es sencilla; blindar la imposibilidad de pactos mediante la explícita especificación en sus estatutos. Únicamente VOX se atreve, y en ese sentido, yo misma pude realizar mi aportación en su construcción: “VOX no realizará pactos de gobierno con partidos nacionalistas con el objetivo de alcanzar cuotas de poder, en el ámbito regional, provincial, autonómico, nacional ni europeo”.

La intención de este artículo, al igual que la intención del eco que pretende alzarse ante tanto despropósito, no es otro que el de una llamada de socorro de Valencia, una parte orgullosa de este país que nació para “ofrendar nuevas glorias a España”. No permitan que los valencianos sigamos al pie de los caballos del separatismo, que no pretende otra cosa que marcarnos a fuego con la divisa de los “països catalans”. No permitan que la frontera autonómica siga siendo burladero de cobardes políticos de discurso volátil, y que estos logren contagiarles de su interesada insolidaridad para hacerles mirar hacia otro lado.

La intención de este artículo también es la de rendir honor a las iniciativas y entidades cívicas que una vez más se crecen ante la adversidad del abandono político, y la de demandar unidad entre los numerosos partidos valencianistas nacidos y nutridos de la autenticidad valenciana y del hartazgo ante la traición de los gobiernos nacionales y autonómicos.

La “invasión de los ultracuerpos” que pretenden devorar Valencia no retrocederá jamás si aislamos el problema al ámbito del localismo, de eso ya se han encargado los partidos políticos del PP y el PSOE en su afán aislacionista, que además, les protege de miradas y “exigencias” fuera de línea fronteriza. Contribuyamos a la derrota del tripartito de la estelada cebado por este PP que nos ha convertido en el “Caballo de Troya” del catalanismo.

Gritémoslo hoy: “Somos Marea Blava, milicia de resistencia”.

 

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