Montesinos

¡¡Me voy a comprar al chino!!

Hace un par de años un amigo tenía una zapatería para niños e n Valencia. Como a todos le cogió la crisis de lleno y no podía aguantar las dos dependientas que tenía. Si se quedaba solo con una no podía cubrir las horas que tenía que abrir y él no podía atender la tienda. Además estaba cerca de unos grandes almacenes que le arruinaban el negocio por horas y por precios.

Primero se planteó sumarse a las movidas de CECOVAL, pero concluyó que fijar horarios rígidos y cerrar sábados y domingos por orden militar era una cosa sin sentido cuando su hija compraba libros y material deportivo por internet. Era ir en contra de los tiempos. ¿Pero qué hacer? Al final encontró una solución. Estudió su clientela y comprobó que en la mayoría venían al final de la mañana, por la tarde/tarde y los sábados por la tarde si venían con los niños a probarse los zapatos. ¿Para qué abrir toda la mañana si no entraba nadie? ¿Sólo porque lo dice el horario comercial de toda la vida? Ahora abre todo el sábado, algún domingo por la mañana si ha quedado con cliente, sigue con la tienda en marcha, una dependienta y ha reflotado el negocio. ¡Al carajo la normativa!
Como ven hay soluciones para todo, adaptándose a los tiempos que corren, a la demanda del cliente y a las exigencias de la competencia. Pero para ello hay que despojarse de tópicos y vicios adquiridos. Y de politiqueos baratos. Porque ya me dirán a santo de qué el Consell de la Generalitat, con Máximo Buch a la cabeza, sigue con sus restricciones comerciales horarias. Pues a santo de que dentro de dos meses hay elecciones y no hay que enfrentarse a los botiguers más rancios. Y no es solo es cosa de la Comunidad Valenciana. Lo mismo está pasando en Catalunya. Pura demagogia con los chinos en una acera e internet en la otra.

Como los alardes políticos en contra de la supresión de las rentas antiguas en los alquileres. ¡¡Pues no dicen que eso debilita a muchos establecimientos históricos en su competencia con otros!! ¡Coño! ¿Cómo han competido los nuevos que han tenido que pagar alquileres astronómicos para montar su tienda o un bar mientras el de enfrente pagaba una miseria?.

Cabalgamos sobre tópicos y lo peor es cuando se convierten en políticos. Ahí tienen a Compromís, el PSPV/PSOE, la Unió de Llauradors y otros más clamando por subvenciones y ayudas públicas a la agricultura por la sequía o a los que se han quedado sin matojos y algarrobos tras un incendio. ¿Hay alguna ayuda cuando se incendia una fábrica? ¿Y si se te quema un despacho o una tienda? ¿Por qué arman tanto jaleo para declarar una zona catastrófica tras un incendio en monte privado (la gran parte del monte valenciano es privado) y nadie clama cuando se incendia una fábrica donde trabajan 200 personas? ¿Por qué hay que pedir responsabilidades cuando por irresponsabilidad se quema una fábrica o unas oficinas y nadie es responsable de un incendio en el bosque por culpa de que la gente no limpia sus fincas?.

¿Por qué el Plan PIVE para coches y no para casas o zapatos? ¿Y por qué ningún plan PIVE y que cada uno se busque la vida, como dice Ferrán Adriá? Mi amigo se tuvo que buscar la vida para reflotar la zapatería y ni se le ocurrió pedir una subvención. Nos hemos acomodado a pedir sin valorar que eso resta capacidad de competir. Acomoda. Como ocurre ahora con las asociaciones, futbol base o comisiones de fiestas que no quieren pagar el impuesto de sociedades como pagamos todos.

La política y más si hay elecciones obligan a extraños comportamientos. Mucho AVE y pocas Cercanías. Muchos bous al carrer y poca revisión del sistema educativo. Mucho politiqueo para hacer las listas y pocas ideas fuerza para gobernar. Hasta llegamos al extremo de Ciudadanos que ha medio contratado a Luis Garicano para que le haga un programa económico porque no son capaces de formalizar una oferta. Y claro: eso provoca tantas contradicciones que ya sabemos que las ideas de Garicano en quedarán en papel mojado.

Lo dicho. Me bajo a los chinos a comprar porque todo lo demás está cerrado, incluso la imaginación de los gobiernos y los aspirantes.

Ir arriba