Microsoft y Surface

La semana pasada Microsoft anunció los resultados financieros del trimestre que cerraba septiembre. La empresa de Redmond sorprendió con unos resultados excelentes: 23.200 millones de dólares en ingresos, un increíble crecimiento del 25% sobre el mismo trimestre del año anterior.

Lo que es aún más importante, los beneficios fueron de 4.500 millones de dólares y eso después de que la adquisición de Nokia se llevase más de 1.000 millones por delante.

Uno de los protagonistas de los últimos trimestres han sido los dispositivos híbridos de Microsoft, mitad tablet, mitad portátil. Surface ha sido responsable de 908 millones de dólares en ingresos este trimestre, una cifra que ha superado las previsiones más optimistas. Esto ha servido para que muchos señalasen con el dedo a los escépticos de este formato y a sacar conclusiones precipitadas.

La última generación de Surface presentada hace unos meses es sin ninguna duda un producto muy superior y más capaz que cualquiera de sus antecesores. Pero no deberíamos olvidar que Microsoft ha perdido dinero de forma sistemática, el cual alcanza los 1.700 millones de dólares hasta agosto de este año.

El millonario presupuesto de marketing destinado por Microsoft no pudo darle la vuelta a los 900 millones de pérdidas en inventario acumulado en trimestre anteriores.

Pero esto importa poco. Satya Nadella puede permitirse perder unos cuantos cientos de millones cada trimestre y que la empresa que lidera ni se inmute.

Lo que preocupa realmente es la estrategia que hay detrás de Surface. Microsoft es una compañía con una aproximación horizontal al mercado. Es decir, su deber es colocar software y servicios en todas partes sin importar quién es el propietario de la plataforma.

En el pasado, daba la “casualidad” de que esas plataformas eran sólo una. Y era propiedad de Microsoft. Windows fue la plataforma predominante durante toda la década de los 90 y buena parte de los 2000.

Pero ahora los PC han dejado de ser los únicos protagonistas. El smartphone y el tablet son dos nuevas plataformas que rivalizan con el PC. Esto no quiere decir que el ordenador convencional vaya a desaparecer, simplemente va a dejar de ser el producto que satisfacía nuestras necesidades informáticas en exclusiva.

Ya no hace falta usar un ordenador para consultar el correo o las redes sociales. Estamos pasando de un entorno “mono-dispositivo” hacia uno “multi-dispositivo”. Algo que los smartwatches amenazan con hacer aún más múltiple.

Es aquí donde el compromiso de Microsoft con la filosofía horizontal encuentra su primer gran desafío. Mantener una orientación horizontal implica no hacer distinciones entre plataformas propias o extrañas. Office debe ofrecer lo mismo tanto en Windows como en Mac. Skype debe estar disponible en iOS, Android y Windows Phone. Bing debe ser accesible en cualquier navegador web.

El modelo de negocio de Microsoft basado en licencias comulgaba con la estrategia corporativa horizontal mientras duró el dominio de la plataforma de Windows. Pero ahora que las plataformas se han multiplicado, se ha convertido en una carga. Muy pesada.

Nadella está dando los pasos adecuados para pivotar hacia un modelo de servicios y suscripciones. Office 365 ahora es un servicio de suscripción en vez de una licencia perpetua. Pero no se atreve a dar el paso definitivo: soltar el lastre del hardware.

Tener una línea de hardware implica tener cierta integración vertical. Y lo cierto es que uno puede tener una aproximación horizontal o vertical al mercado, pero tener ambas conviviendo a la vez es contradictorio. Surface, Nokia, Xbox y el resto de componentes del hardware de Microsoft necesitan diferenciación con respecto al resto de plataformas para que los clientes los adquieran.

Deben responder a “¿Qué tiene esto que no pueda encontrar en los demás?”. ¿Qué tiene Windows Phone que no ofrezca iOS o Android? ¿Surface sobre el iPad? ¿Lumia sobre el resto de aliados de Windows Phone?

Esta visión es irreconciliable con la integración horizontal donde el servicio ofrecido es exactamente igual en cualquier plataforma. Microsoft tiene que elegir entre una u otra estrategia. La calle de en medio no siempre es la mejor solución a los problemas.

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