Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

Miércoles 13, llega la hora de la verdad

El martes 27 de octubre del pasado año, el BOE publicaba el Real Decreto de disolución del Congreso y del Senado, y de convocatoria de las Elecciones Legislativas en el Reino de España, según lo previsto en nuestra Constitución y en nuestra Ley Electoral. El mismo documento establecía la fecha para las sesiones constitutivas de ambas Cámaras, fijada para el 13 de enero a las 10 horas. Desde entonces, 350 diputados electos han sido proclamados por sus respectivas Juntas Electorales en cada circunscripción, así como también los 208 senadores electos que se sumarán a los 58 designados por los Parlamentos Autonómicos.

En dichas sesiones, los parlamentarios electos adquiriremos la condición plena de Diputados o Senadores, al prestar la promesa o juramento de acatar la Constitución. Un miércoles 13 que dará el pistoletazo de salida a todo el proceso constitutivo de nuestras Cortes Generales, al elegir a los respectivos órganos de gobierno. En ambas Cámaras se votarán a los miembros de las Mesas según establecen los respectivos Reglamentos. Un primer paso que dará ya una idea de por donde van a ir las cosas, ante la incertidumbre generada en un ambiente alentado por todo tipo de cálculos post-electorales. Sumas y restas, declaraciones, gestos, silencios que denotan el nerviosismo de algunos, la firmeza de otros, el pesimismo de muchos y la ignorancia de la mayoría ante el nuevo escenario político arrojado por las urnas.

El miércoles arranca todo un proceso apasionante que debe resolver la investidura o no, del próximo Presidente del Gobierno. El Rey iniciará una ronda de consultas con los líderes políticos cuyas formaciones hayan obtenido representación parlamentaria, con el fin de proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno. Desde 1977 siempre ha sido el candidato de la lista más votada. Una vez el Rey haya trasladado su propuesta a través del Presidente del Congreso, se convoca la Sesión de Investidura, que normalmente ha sido unas dos semanas después de la constitución de las Cámaras.

En dicha sesión, regulada por el Reglamento del Congreso, el candidato expone su programa político y solicita la confianza del Congreso. El candidato solo es elegido si logra la mayoría absoluta de la Cámara en la primera votación, es decir, si reúne por lo menos la mitad más uno (176 de los 350) de los votos a favor. De no producirse, 48 horas después se celebraría una segunda votación donde bastaría la mayoría simple, más votos a favor que en contra. Si tampoco resultara elegido, el proceso se volvería a repetir, de acuerdo con el art. 99 CE que establece que “ se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista en los apartados anteriores”, es decir, el Rey celebraría una nueva ronda de consultas para establecer una nueva propuesta.

Un proceso previsto en nuestra Constitución, que establece un plazo máximo de dos meses después de la celebración de la primera votación para la investidura del Presidente. Solo entonces y en el caso de no haberse logrado la confianza del Congreso, el Rey disolvería las Cámaras y convocaría elecciones, más o menos para la primavera. Por eso, ni prisas, ni vaticinios, ni elucubraciones. Solo Política para resolver una cuestión nada menor. Pactos, alianzas, acuerdos, compromisos que permitan lograr esa mayoría suficiente alrededor de la fuerza mayoritaria, para conformar un gobierno estable, de crecimiento y futuro. Las alternativas a ese gobierno amplio no auguran nada bueno para el conjunto de los españoles, simplemente porque supondría una involución del propio sistema. Y en estos momentos España necesita estabilidad y una base común sólida ante las cuestiones fundamentales que nos afectan a todos. Todos los focos se dirigirán a partir del miércoles 13 a la sede de la soberanía nacional. Llega la hora de la verdad.

Juanvi Pérez

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