Montesinos

Mis enemigos preferidos. Por Jesús Montesinos.

Los valencianos siempre hemos encontrado un enemigo fuera que alivie enfrentarnos con nuestros propios demonios. Durante un tiempo fue el catalanismo, otras veces los franceses y ahora de nuevo toca Madrid. El mal no solo viene de Almansa, también viene de Madrid.

Todos contra Madrid o Barcelona como iconos que referencian el origen de nuestros males: la colonización de la lengua, la mala financiación autonómica, el Trasvase del Ebro, la falta de inversiones públicas o el agravio comparativo. Siempre hay otro que nos quita el plato de lentejas.

Por supuesto que ese juego contra el otro también se practica en el territorio. En Alicante culpan a Valencia de todos sus males. En Alcoy a Alicante y en Villarreal a Castellón. En estos días de guerra fría con Madrid no es extraño ver en Alicante o en Castellón un titular inducido pidiendo al presidente Puig que se acuerde de las provincias limítrofes y deje las preferencias por el cap i casal.

REIVINDICATIVOS O VALENCIANISTAS O NACIONALISTAS

En un creíble trabajo matemático de la Consultoría Innovación y Desarrollo explican que el pasado 24M un 20 % de los antiguos votantes del PP se fueron a Compromís, fundamentalmente por la percepción que hay entre la ciudadanía de que Madrid discrimina a la Comunidad. La reivindicación es una percepción que siempre vende entre los valencianos. Hay que estar contra alguien.

Puig llega a hablar de que ya nos hemos cansado de ofrendar nuevas glorias a España. Mónica Oltra que Madrid cierre colegios y hospitales si quiere limitar el gasto público. Y en Benidorm piden una lanzadera desde Villena para ganarle a Alicante los turistas del AVE. ¿Nacionalismo, valencianismo, oportunismo o simples reivindicaciones?

OPORTUNISMO Y NEGOCIO

En la sociedad actual los perdedores lo son porque se han quedado anclados en la lógica del territorio. Los ganadores han avanzado hacia un mundo en cambio. Mientras la empresa valenciana ha remontado la crisis (crecimiento del 12 por ciento en las exportaciones), la administración y todas las instituciones andan todavía toreando la incertidumbre. Ganadores y perdedores.
Mientras unos han avanzado en el terreno del valor añadido en su estructura social y económica, todo lo que cuelga del mundo político se configura como una comódity, que se adapta al mercado de los votos con mayor o menor oportunismo. ¿Y qué mejor estrategia que convocar a la lucha contra los malos?

Como para conseguir votos fieles se ha promulgado el Todo Gratis han hecho falta millones para pagar piscinas, fiestas callejeras, obras faraónicas y carreteras a ninguna parte. Y claro, luego ha habido que reivindicar contra Madrid o contra Valencia en el caso interno para pagar los excesos o los defectos de gestión.

A LA BUSQUEDA DEL ENEMIGO

No hay valencianismo. No hay nacionalismo. Nuestra historia es una pura reivindicación que se ha disfrazado del oportunismo político del momento para acabar en frustración. En unos momentos fue Barcelona (catalanismo) y en otros Madrid (centralismo). Y siempre Alicante contra Valencia, Valencia contra todos y Castellón contra su propia provincia.

La cuestión de la financiación es como el Trasvase del Ebro, el Corredor Mediterráneo o el tren de la costa. Son pancartas de las cuales colgarse para encontrar un enemigo que justifique la falta de política propia. Pero que si no se consiguen provocan una gran frustración e impotencia.

Y tal como vienen las cosas mucho me temo que estamos abocados a otra etapa histórica de frustración como pueblo. En breve tendremos que buscarnos otro enemigo. ¿Para qué calentarnos la cabeza con otras alternativas? Igual se nos ve refajo.

@jmontesinos

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