Mortes Alfonso: un ministro en paro forzoso

 

 

Aunque no está solo en la lista de ministros valencianos que fueron muy  activos en la defensa de los intereses valencianos, Vicente Mortes Alfonso (1920-1991) es probable que figure algún día en el primer lugar. Por eso ahora, cuando hace 40 años que dejó de ser ministro, es bueno recordarle y rescatar unas declaraciones que hizo, para hablar, sobre todo, de Valencia.

“Valencia va a cambiar de piel y de ser —dijo en unas palabras que es interesante revivir 40 años después—. Yo creo que hay que concebirla como cabeza del Reino: como una gran metrópoli que se caracteriza básicamente por sus relaciones con toda una región”.

Al dejar el Ministerio de la Vivienda que desempeñaba desde 1969, Vicente Mortes, que era presidente del Patronato de la Universidad Politécnica que había ayudado a fundar, se aplicó en la entrevista, sobre todo, a hablar de Valencia y su porvenir.  Aunque antes, desde la dirección general de Carreteras, en el Ministerio de Obras Públicas, ya había dedo prueba de sus desvelos por Valencia, de la que empezó a ocuparse el día mismo de la riada, cuando recibió desde el Pardo el encargo de ocuparse de los asuntos valencianos de inmediato.

Vicente Mortes nació en Paterna, donde se le recuerda con legítimo orgullo. Muchos de los avances de la ciudad se deben a su gestión, donde hay que señalar, para empezar, el polígono industrial Fuente del Jarro, el mayor de España. La ciudad de Valencia que conocemos hoy no sería como es sin su gestión, donde pueden encontrarse errores pero no de financiación. La red de accesos y rondas que ahora mismo no podemos ampliar, el trazado y desdoblamiento de puentes, todo el gran cambio de Valencia que se produjo desde la riada de 1957 hasta la crisis del petróleo de 1973 se debe en buena medida a su constante acción por la ciudad.

A Mortes se le ha vinculado con razón al Opus Dei. Pero curiosamente dejó el Gobierno de Franco cuando fue nombrado presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco, cuyas afinidades con la Obra no se disimulaban. En todo caso, el almirante, que sería asesinado por ETA en diciembre de ese mismo año 1973, cambió a doce ministros en junio de ese año y Mortes se consideró “un parado”.

 

En julio de 1973, el ministro valenciano, relevado en la crisis de Carrero Blanco, habló del porvenir de crecimiento y cambio de Valencia

 

Vicente Mortes, el 1 de julio de 1973,  se dejó entrevistar por dos periodistas —Salvador Barber y otro acompañante— para “Las Provincias”. Y si en aquellos tiempos era excepcional que un ex ministro hablara de Franco y el Gobierno a los pocos días de ser cesado, todavía lo es más que hablara con el desparpajo necesario para calificarse como “un parado forzoso”.

Mortes intuía el inicio de la sucesión de Franco. Lo que más le llamaba la atención del nuevo Gobierno era “que tiene un presidente distinto del Caudillo. Eso es tan importante que todo lo demás es anecdótico”. Como es natural, Mortes estaba encantado con el nuevo Gobierno y aceptaba con lógica su relevo: “Yo cuando fui nombrado —dijo a los periodistas— sabía que también llegaría un día en que tendría que dejar de ser ministro. Gracias a Dios he mantenido muy presente esa idea a lo largo de todo el tiempo y, en el momento en que ha llegado, lo he recibido, no diría que con la misma alegría que el nombramiento, pero si con más serenidad que aquel”

“De ser una región eminentemente agrícola e incluso comercial, va a pasar a ser una región mucho más equilibrada que va a tener una componente industrial, en su actividad económica, muy importante”, dijo Mortes. El ex ministro aludía al desarrollo del sector químico en Castellón y al impulso que juguete y calzado tenían en Alicante; y se poyaba en el porvenir que iba a tener el desarrollo de la IV Planta Siderúrgica en Valencia.

Pero a Mortes le preocupaba que, en los cambios inevitables del mundo, se mantuvieran intactos los valores clásicos del mundo valenciano. Por eso dijo: “Si, esto significará una transformación radical, a la que en principio hay que hacer frente con una enorme serenidad para conseguir que lo esencial humano de esta región permanezca y que no nos convirtamos los valencianos en una réplica, bien de otras regiones españoles, bien de otros pueblos del mundo; es decir, que mantengamos nuestras características intrínsecas, que yo definiría esencialmente como buen humor, sencillez, cordialidad, no dar importancia a las cosas. Y mantener siempre un incansable espíritu de trabajo”.

El exministro, en la entrevista, ponderó como gran virtud la  fácil movilidad social valenciana;  Valencia, afirmó, “es una de las regiones españolas donde menos se notan las clases sociales”. Y eso le llevaba a discurrir que era posible un desarrollo equilibrado de sectores, sin olvidar que junto a los valores de la industria deberían estar los de la agricultura y el turismo. Y sin dejar a un lado la presencia de las dos universidades, que le daban “un sustrato cultural importante”. Intuitivo, Mortes, dijo que “Valencia tiene que constituir una constante preocupación para el Gobierno” y habló de un mundo en cambio con un futuro prometedor. Pero no se privaba de aludir a momentos que serían complejos: “creo que todos los valencianos hemos de tener paciencia en todos los niveles de responsabilidad y colaborar con ese futuro”, dijo.

Le preguntaron los periodistas algo insólito en aquellos tiempos e incluso ahora, 40 años después: ¿cuánto gana un ex ministro? Y lo muy sorprendente es que Mortes repondió: “el 80 por ciento del sueldo de ministro: sueldo-sueldo. Esto viene a salir por unas 29.000 limpias o así, me parece; aunque no se la cifra exacta. Esto es una pensión, un poco como de jubilación”, dijo a unos informadores que por entonces ganaban unas 15.000 pesetas al mes. No se quejaba, pero argumentó que un exministro necesita una secretaria para responder a la correspondencia que recibe

Mortes no quiso hablar, como es lógico, sobre las razones de su relevo. Dijo que no las conocía y que no hacían al caso: “no tienen interés para nadie.  Para mí mismo no las tienen”, señaló. Pero sí que quiso entrar en referencias personales al hablar de su presente y su futuro. “En estos momentos estoy un poco en paro forzoso porque después de 16 años de actividad política tengo que encontrar mi camino en la esfera privada—dijo—. “Yo confío en que lo encontraré porque todavía estoy en condiciones de ganarme el pan. Gracias a Dios no tengo una preocupación de esas inminentes, porque afortunadamente tengo una mujer que no exige demasiado”. Y, a los 53 años de edad, se dio un argumento de peso: “Pero como no se encuentra uno para jubilarse…”

Unas semanas después, la prensa económica publicó una noticia breve: el ex ministro de la Vivienda, el valenciano Vicente Mortes Alfonso, había sido nombrado presidente mundial de la corporación Nestlé, con sede en la oficina central de Wevey, al borde del lago Leman.  Los dos periodistas se quedaron anonadados.

PUCHE

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