Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

Mucho más que una cita… Un punto de inflexión

Con un anfitrión de lujo, el expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana, en el centro de opinión quizás más importante del Reino de España, en el corazón de la capital del Estado, nuestro President asume un reto para convertirse en la vanguardia del Reformismo que las políticas del Partido Popular están llevando a cabo, con sangre, sudor y lágrimas. Bajo el título de “Nuevos tiempos de reformas”, su conferencia debe ir mucho más allá del mero formalismo y de lo políticamente correcto, para adentrarse en la reivindicación y puesta en valor de las potencialidades de esta tierra. De lo que hemos conseguido juntos y de lo que nos queda por lograr, en una tierra a la que el progresismo puso la proa hace ya bastante tiempo, con sus políticas de tierra quemada y una orquestada campaña de desprestigio sin parangón que ha dejado la imagen de lo valenciano por los suelos, centro de chascarrillos y chanzas a nuestra costa.

La Comunitat Valenciana siempre hemos sido un referente. Las políticas implementadas por los diferentes gobiernos del Partido Popular han propiciado un salto cuantitativo y cualitativo de nuestra Sociedad del Bienestar sin precedentes en estos años, desarrollando infraestructuras de todo tipo (carreteras, colegios, centros de salud, hospitales…) que han venido a potenciar la vertebración de un territorio al que la Izquierda siempre ha denostado con sus cordones sanitarios y su infrafinanciación. Y ahora claman contra una deuda de la que son directamente responsables por apoyar un modelo de financiación que intentaba cercenar nuestro crecimiento obligándonos a endeudarnos por no recibir lo que nos correspondía, mientras a «otros» se les compensaba el peaje con cargo a nuestra solidaridad.

La Generalitat está liderando el proyecto reformista que avalaron los ciudadanos en las urnas, como única salida al caos de ocho años de gobierno socialista que solo se acordaba de esta tierra para buscar sus réditos electorales para Ferraz y Blanquerias. Ahora buscan relamerse sus heridas por la Izquierda radicalizando un discurso falaz y demagogo, para evitar desangrarse ante el populismo de IU y sus adláteres de Compromís, expectantes y eufóricos por fagocitar el voto de Izquierdas y establecer aquí su propia República Bolivariana para aplicar el Socialismo del Siglo XXI.

Por ello, el President Fabra debe alzar la voz, y desde la serenidad y el convencimiento pero con toda la contundencia de la legitimidad de las urnas y el apoyo mayoritario del electorado valenciano, dar un golpe en la mesa y decir que hasta aquí hemos llegado. Ni más ni menos que nadie. Ni los primeros ni los últimos. ¿Que aquí se hayan podido hacer cosas mal?, como en todos lados y ya se han tomado las medidas para evitar repetir errores del pasado. Pero el balance en positivo es abrumador y por mucho que vociferen, las inversiones no se pueden esconder, están ahí aportando un valor añadido a toda la sociedad valenciana que puede disfrutar de ellas, gracias mayoritariamente a su esfuerzo, porque nadie nos ha regalado nada.

Ya está bien de que se siga la pauta y se coree el ruido mediático de aquellos que actúan como altavoces de una algarada convertida en sinfonía de la desesperanza, el rencor y la demagogia, echando por tierra el trabajo de miles y miles de valencianos que día a día, y a pesar de las dificultades, luchan y trabajan por salir adelante, orgullosos de su tierra y partícipes de aquello que siempre nos ha distinguido a los valencianos y que inicia nuestro Himno Regional, “Per ofrenar noves glòries a Espanya”.

Por ello, nuestro President tiene algo más que una cita en el epicentro del poder nacional. Su discurso debe suponer un punto de inflexión en la visión generalizada que se ha querido vender de nuestra Comunitat. Debe garantizar el respeto que esta tierra se merece y que nuestra Historia nos reclama, porque somos partícipes de un gran proyecto común en el que todos deben sumar. Reivindiquemos pues con responsabilidad, solidaridad, determinación y orgullo, haciendo valer esos versos finales que escribió Ernest Henley en su Invictus, y que Madiba universalizó:

No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

Juanvi Pérez

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