Nadie lo sabe

 

En Expansión empiezo a leer una noticia. No paso del primer párrafo: «Nadie sabe exactamente qué hizo JPMorgan para enfrentarse a una multa de 13.000 millones de dólares por su actuación durante la crisis subprime, según el acuerdo que el banco negocia hace semanas con la Justicia. Pero lo que sí saben en Wall Street es que ese pacto sienta un precedente para otras entidades». Nadie lo sabe.

¡Es maravilloso! Me imagino la reunión del Consejo de Administración de JPMorgan. Los Consejeros van llegando. Visten de oscuro. Se sirve café. Se hace small talk, lo que aquí llamaríamos chau chau. Qué tiempo tan bueno/malo hace, cómo estaba el tráfico esta mañana…Esas cosas.

Todos se sientan. El Presidente, en la cabecera de la mesa, dice: «¿empezamos?» Y, dirigiéndose al secretario, «por favor, lea el acta de la última reunión». Se aprueba el acta y se pasa al informe del Consejero Delegado. Saca su iPad y lee con voz monocorde: 

Empieza con las cuentas del mes anterior y las acumuladas. Sin mover un músculo de la cara, anuncia que, no se sabe por qué razón, el Departamento de Justicia les ha puesto una multa de 13.000 millones de dólares, por lo que a los beneficios que acaba de indicar habrá que restarles esa cantidad.

Hace referencia a temas relacionados con la plantilla y el número de oficinas. Habla del entorno socio-político-económico. Se refiere a varias reuniones que ha tenido con diversos Secretarios y a un programa que está haciendo en Harvard y en el que está conociendo gente muy interesante. También aprende algo, pero -esto no lo dice- no ha conseguido saber por qué les han puesto la multa. Como aún está a mitad de programa, supone que se enterará pronto.

Los Consejeros pican y hablan de los Secretarios con los que ellos también han hablado, de los problemas macroeconómico-socio-políticos. Uno, que fue a Harvard, hace años, recuerda con nostalgia lo bien que se lo pasó allí. Nadie habla de la multa. Se fija la fecha del próximo consejo y todos se van, al buen/mal tiempo que hacía al entrar y al tráfico, que ahora ha empeorado. Nadie lo sabe. 

Leo que «el foco de la justicia pasa ahora al Bank of America». Este, por lo menos, sabe por qué le quieren poner una mísera multa de 864 millones. Simplemente, le acusan de vender préstamos porquería. No sé cuánta porquería hizo circular esta gente. A juzgar por las multas, JPMorgan vendió una cantidad de porquería equivalente a 15 veces la del Bank of America.

La noticia dice que estas multas marcarán un hito. Será otro hito, porque UBS y HSBC también han tenido los suyos, y ahora dicen que Wells Fargo, con nombre de diligencia del salvaje Oeste, podría estar en la cola de conseguidores de hitos. Estas noticias no aparecen en primera página, que está ocupada por una foto de Isidro Fainé con un uniforme extraño, que supongo que no es el que se pone a diario para ir a la oficina.

La noticia aparece en la parte inferior de la página 18. Curiosamente, al lado de la convocatoria de Junta de JPMorgan Funds, que debe ser pariente del de los 13.000 millones. En el  orden del día aparece la aprobación de las cuentas, de la gestión del Consejo, de la remuneración de los consejeros y de la reelección de 7 consejeros y del auditor. 

Hay un punto, el último, que dice «Evaluación de otros asuntos». No sé si ahí dirán algo sobre la multa, pero mejor que no, porque supongo que estos tampoco sabrán lo que ha pasado. Desayuno en el bar de siempre. Están los de siempre. Ni un solo banquero. Ni un solo financiero. Creo que ni un sólo universitario. De banca no saben nada. Ninguno llegará nunca a ser consejero de JPMorgan.

Les cuento lo que ha ocurrido y la perplejidad de los de JPMorgan. Se quedan perplejos ante la perplejidad.  Uno dice que le gustaría poder ir a la Junta de Accionistas de la entidad, para aclararles las ideas, pero que no tiene acciones y, además, no sabe inglés.

Los demás le animan a que compre unas acciones y vaga a la Junta. Le dicen que con gestos también se le entendería. Pero este hombre es muy educado, a pesar de su poca formación financiera. Y dice que sí, que se le entendería, pero que su madre le enseñó a comportarse en público y a no hacer gestos groseros.

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