No busques ideas para emprender. Vive…

Conozco a poca gente que no lleve meses estrujándose los sesos en busca de esa gran idea que cambiará el mundo, ese producto que a nadie más se le había ocurrido y que les permitirá dejar de lado su aburrido trabajo y empezar una gran aventura… una bonita excusa para no lanzarse. 

Como ya hemos comentado alguna vez desde esta columna, las ideas son sólo la semilla de lo que algún día será… y al igual que con el grano, la clave no es buscar una semilla perfecta sino una buena semilla que reguemos y cuidemos de la forma correcta.

Ante este razonamiento mucha gente todavía se excusa en que aunque se esfuerza mucho no ha dado con una idea siquiera buena, que está todo inventado, que cosas novedosas ya quedan pocas…etc.  Y esto sí que es un grave problema. No porque no hayamos dado con una gran idea, sino porque hacemos un esfuerzo intelectual en crear en vacío algo nuevo y diferente. Vamos, intentamos crear otra Coca Cola.

Así no encontraremos un buen negocio, o lo que es peor y más peligroso, es posible que pensemos que lo hemos identificado, y decidamos crear una empresa basada en una idea… algo que es antinatural.

Debemos buscar problemas que resolver, no ideas que crear.

Aunque algunas empresas sí tienen capacidad (sobre todo económica) de crear necesidades, para el común de los mortales es algo imposible, ya que requiere una tremenda inversión y mucho tiempo… y la mayoría de las veces no funciona.

Por eso es mucho más sensato dejar de estrujarnos el cerebro, quitarnos esa presión antinatural de encima, y vivir la vida. Hablar con personas, observarlas, comprenderlas, y sobre todo, fijarnos en sus problemas, sus frustraciones, lo que las hace feliz y lo que no.

Esta es la auténtica clave para construir un negocio. Si miramos a nuestro alrededor, veremos que todos los grandes negocios fueron construidos sobre una necesidad. Y seguro que alguno tendrá en la cabeza la conocida frase de Henry Ford, citada a menudo por los defensores de la figura del emprendedor visionario:

“Si le hubiera preguntado a mis clientes qué necesitaban, me hubieran dicho ‘Caballos más rápidos’ “. (necesidad explícita)

Pero, ¿y si en le hubieras preguntado a tus clientes si necesitaban una forma más rápida de moverse a más distancia? (necesidad implícita).

Si realmente quieres encontrar la gran idea para crear tu empresa, deja de mirarte la barriga, levanta la vista y fíjate en lo que te rodea. Viaja, habla con la gente, observa. Y sobre todo, no busques ideas, busca problemas que necesitan ser resueltos.

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