No echar de menos

Estaba viendo ayer Canal +, todo muy español, La Feria de San Isidro. Las Ventas. Mayúsculo recinto. Evocador e inspirador. A mí, me gustan los toros. Y las vacas, y hasta las zorras y los lemures. Animalístico que es uno. Y claro, entre tanta corneta va y corneta viene, la fantasía ocupa mi verbo.

Me da por hacer un repaso y lo primero que me viene a la cabeza es que hay un sector de la población, mínimo y nada representativo, que se quiere ir de España para independizarse. A los bobos que no saben leer: no sois representativos porque en España somos 46 millones. Y para tocar algo de todos, el permiso lo dan todos. Es como una comunidad de vecinos.

Con ese escenario, me pongo a pensar. ¿Y si les damos la independencia? No que la consigan ellos, otorguémosla, como premio a su labor. Seamos honestos con ellos y brindemos con nuestro mejor espumoso de Utiel Requena o Cheste mientras ellos se van. No les echaremos de menos.

Y ahí quería yo llegar. A la gente que no echaríamos de menos.

No echaríamos de menos a todos los que se empeñan en partir España. Y a esos catetos que hablan de paisos catalans. Aquello, si fue algo, fue la Corona de Aragón. Y nada hay más patrio que la Virgen del Pilar. Así que no, sin añoranza para los rupturistas.

Tampoco creo que echáramos de menos a Sánchez Gordillo. Las razones las pone él. Y son las mismas que con Cándido Méndez (curioso el nombre deliberadamente antagónico de su comportamiento) y cualquier líder sindical. El pobre trabajador que confía en ellos y le fallan, tampoco los añorará. Los autónomos hace años que preferimos cambiar de canal cuando aparecen en la televisión.

Ni un poquito echaríamos de menos a todos aquellos políticos que sirviéndose de su cargo se aprovechan. Y en Valencia la lista es larga. Mucho. Y no me vale que digan: “es que en Andalucía está el caso de los ERES”. Sí. Y aquí, todos los demás. Una dimisión así en bloque sería recibida con fanfarria y confeti.

Ni nos acordaríamos de Sandro Rey. Telecinco, en su cruzada contra la cultura, se empeña en meternos al vidente hasta en la sopa. Perdonen la expresión, y cito al propio personaje en un momento célebre de su show de madrugada: “pos que te den pol culo dos veces”.

Pero sobre todo, no echaríamos de menos a los cobardes. Sal a la calle, libérate. Y es curioso. Ese libérate hace que venga a mi cabeza la canción de El Titi. Hay alguien más a quien no echaremos de menos: a los retrógrados.

A todos ellos, y tampoco a Toni Cantó.

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