William Vansteenberghe, Experto en Inmigración. Aquarius, el frio cortante de las olas

NO QUIERO SER CUALQUIER ESPAÑOL

Se ha desatado la polémica en torno al estreno de la última película del Director de cine español Fernando Trueba “La reina de España”, la secuela 18 años después de la “La niña de tus ojos”, por las declaraciones  realizadas por el artista en San Sebastián, “de no sentirse español”.

Al margen de las frases de filiación a una cierta España, que es capaz por cierto de boicotear el producto en sí, el cual no es culpable más que de ser peor o mejor película, agitando un orgullo patrio de lo cual  se carece cuando se trata de evitar que este país se venda a empresas extranjeras, que se polucione por nación interpuesta, que se compre a precio de oro electricidad a Francia, o meramente se olviden que ser español empieza a ser muy relativo en un mundo globalizado, prueba de ello que los “puros españoles” se amolden sin estridencias al  Black Friday, o practicando el truco o trato de Halloween, olvidándose de paso que la jota castiza, reconocida por una España grandilocuente y algo bastarda, es de origen árabe.

Muchos españoles conocí durante más de 20 años allende de las fronteras que se sentían poco o nada españoles, porque un señor bajito llamado Paco, se había atribuido la mayor y la mejor españolidad,  y ellos como víctimas políticas o simplemente del hambre por la nefasta gestión de este señor bajito pero nada divertido, sentían vergüenza propia y ajena.

En este hecho de robo con alevosía por parte de un régimen ilegal en la forma y en el fondo, debemos encontrar las raíces del rechazo de muchos a sentirse españoles  de pandereta y de exclusión o pertenencia a patrias inexistentes en la Historia, salvo por la fuerza de las asonadas y el humo de los cañones.

Muchos no se atreven a ondear la bandera española por miedo a ser tildados de fachas, yo carezco de este miedo, pero yo no mate a españoles de un bando u otro, ni mi familia ha perdido algún miembro a manos de los nacionales o de los republicanos. Yo juré la Constitución, lo que ningún español hace por cierto, ¿Seré más español que ninguno?

La vulgarización de la palabra España, a base de arengas fascistas durante 40 años aún resuenan en el alma de muchos, en la mía no.

Pero seamos sincero, ¿qué España?, esa es la pregunta más repetida por los extranjeros, “yo aprendo español”, y luego me dicen que debo  aprender una lengua más, me dicen que tengo que aprender la Historia de España, ¿de qué bando? Su geografía política, pero aparecen mil Españas posibles.

Todo ello porque no hemos terminado por hacer las paces, como podemos observar en las puertas de ciertos cines de España,  o de sus pueblos o como se quiera ver la realidad, con el brazo en alto mozos aburridos recordando como Franco se apodero de España hasta las raíces de su pelo.

Que Trueba en una broma o no, dijera que no se había sentido español nunca, no repercute en nada en su calidad como Director. De hecho ninguna de las dos películas me gusta. Pero eso carece de importancia, lo que sí lo  es, es poder decir en España del siglo XXI, no me gusta ser español, y no recibir un aluvión de críticas por ello, y sin pensar por ello que prefiero ser otra cosa, sino más bien pensar quizás, que lo que quiere decir este Director es que no le gusta la España de hoy, a lo que me uno completamente.

Que no pueda recibir subvenciones de España, de hecho no las recibe, lo hace a  través de multitudes de personas que pagan impuestos, y debido a ello el Estado español debe conceder su atención y cuidado en justa lid y no lo hace, la Sanidad es mala y cada vez más deficiente, las Escuelas de muchas partes de España son prefabricadas, las pensiones de risa, el paro un timo, ¿y me tengo que sentir español?

Este Estado soporta muy mal la presión de los tiempos modernos, sus costuras falaces están saltando por los aires y se entona en muchos sitios “el déjenme salir”, y eso no es responsabilidad del señor Trueba.

Si de los malos gestores que han parido este país, los cuales solo han sido felices a base  de dictaduras, ya que todos los españoles a callar. España para el resto del Mundo durante mucho tiempo ha sido símbolo  de atraso y fascismo, pero no porque  no nos quisieran como agitaban los de la camisa azul, sino porque era verdad.

Podríamos empezar por ser incluyentes, y aceptar que en España hay muchas historias que dignificar. Tras ello podríamos deshacernos de símbolos caducos, como el Valle de los Caídos, o el huso horario equivocado, o desmontar en piezas diminutas organizaciones que mantienen un germen altamente mortífero de intolerancia, como puede ser la Fundación Francisco Franco, en definitiva  pequeños gestos de reconciliación en la dirección correcta. Otro mayor seria darle legal y cabal sepultura a los que no la tienen en la tierra de España, o de cualquier otro lugar, pero digna tierra al menos, romper con la España cicatera fruto del hambre y de la envidia y desarrollar una cultura de solidaridad y de generosidad con el otro. Aprender las lenguas vernáculas, al menos una que se distingue de la que hablamos todos y ello en señal de buena voluntad, total el saber no ocupa lugar.

Español  SI, pero no cualquiera, no el rencoroso vengativo, ni el pícaro ensalzado, ni el conquistador inmisericorde que mira el Mundo desde lo alto de un caballo, porque si se baja solo mide 1 metro 60 cm. NO, ese español no quiero ser. Quiero ser uno de donde los que no son católicos sean españoles de pleno reconocimiento, quiero ser un español que pueda pensar desde todas las ciudades de este hermoso país y no solo desde la capital, quiero poder conocer bien a todas su regiones con admiración y aceptación intrínseca de toda sus historias no la que más interese en cada momento, a diestra o siniestra.

Quiero ser español de una España educada que me conteste en el idioma  que yo use, haciendo el esfuerzo para entender al otro en aras de la comunicación no de la bandera. Quiero un país que viva para los españoles y no ellos para el País, no quiero una bandera, sino todas ondeando, para que ya no valga ninguna, o valgan todas. En definitiva quiero la mejor de la Españas no la del Black Friday,  sino pertenecer a una Nación tolerante.

De forma voluntaria abandone mi nacionalidad, para poder contribuir de forma activa a la creación de otra cosa con esta tierra o tierras que me han acogido, y poder de alguna forma, con modestia participativa contribuir a una España mejor, una que da en vez de quitar el saludo, una que permite que hijos suyos renieguen de ciertos padres inicuos a la búsqueda de otros mejores, en definitiva un País y no una Patria, que viva para y con sus habitantes, se llamen como se llamen. Español SI, pero no cualquiera.

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