Objetivo Río 2016 (en femenino)

¿Les suena los nombres de Laia Palau y Ruth Garcia? son deportistas de élite, son mujeres que lucen la camiseta de la selección española en competiciones del más alto nivel, son mujeres referentes pero para círculos reducidos y estoy hablando de baloncesto y fútbol, respectivamente. Anna Pastor, Merche Peris, Estefanía Juan, Alba Sanchez,…y muchas más mujeres como ellas van a participar en las JJOO de Río de Janeiro en 2016 representando a
nuestro país, y en este momento trabajan desde el más absoluto anonimato y con el mínimo apoyo institucional. La comparativa con el deporte masculino no aguanta un round, pero solo en la parcela de conocimiento mediático de
las grandes estrellas de los “deportes rey”. En la arena, allí donde se forjan las estrellas, se aprenden las habilidades y se trabajan las aptitudes, allí la situación es muy parecida.

Siempre que me paro a ver un partido de fútbol de benjamines en el Llit del Turia, o asisto a una competición de esgrima, vienen a mi mente las imágenes de los podios, preciosas medallas luciendo en el pecho de nuestr@s
deportistas, y por supuesto las “bofetadas” (entiéndaseme el sentido figurado) que algunos representantes institucionales se dan para conseguir aparecer rodeados de medallistas en los medios de comunicación. He visto despachos plagados de auténticos albumes, fotos que quieren transmitir el apoyo al deporte, aunque para mi representan más la explotación del trabajo de otros en beneficio propio.

¿Se han parado a pensar que para conseguir medallas hay que trabajar desde abajo? ¿Se han parado a pensar que las instituciones que consienten que el deporte base malviva con ayudas que son limosnas, no merecen lucir en su pecho medallas?. ¿Se han parado a pensar que si es difícil llegar a la meta, el arranque y el mantenimiento son montañas rusas de las que mucha gente se cae?.

Pues imagínense si además estamos hablando de mujeres. La Igualdad legal existe, pero en el deporte, sea este de base o de élite, la igualdad real queda todavía demasiado lejos. Falta más de un año para los JJOO de Río, estamos todavía a tiempo de creer en nosotr@s mism@s y apoyar ese paso final que les queda a nuestr@s deportistas para llegar a la meta. Y miren no lo puedo evitar, me molesta mucho que en plenos juegos olímpicos todo el mundo presuma de seguidor y entendido, y guarde esa faceta en un cajón olvidado hasta la siguiente competición. ¿Qué le voy a hacer? Si fuera perfecta seria una máquina.

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