Jesús Montesinos

Paella y toros, los grandes debates valencianos

¡Albricias! Por fin la Wikipedia ha dado con la receta oficial de la paella. Los valencianos nos podemos ir a dormir tranquilos porque nuestra esencia está a salvo. La paella será de pollo y de conejo. El gran debate nacional ha quedado resuelto. Ahora estallarán pequeños debates sobre el arros a banda, el arros del senyoret y si es mejor una paella de Alicante,  Valencia o Castellón. Nos jugamos la vida.

Pero está a punto de estallar otro debate de semejante esencia. Buscando su minuto de gloria, la diputada de EU en Les Cortes, Esther López, anuncia que su partido va a pedir la abolición dels bous al carrer, justo cuando está por decidirse si se incorpora semejante tradición al patrimonio valenciano y cientos de pueblos van a celebrar sus fiestas a base de correr toros.

Son los debates al uso, porque eso de que Madrid diga que no hay un duro para la financiación valenciana y el presidente Fabra se empeñe en su estrategia zombie solo altera a unos cuantos. A unos (las patronales quebradas) porque se quedan sin obras públicas para construir y a otros (los políticos nostálgicos) porque solo pueden repetir y repetir el karma del desprecio de Madrid a la Comunidad Valenciana.

Aquí estamos a lo que estamos. A la fórmula secreta de la paella, els bous al carrer o a los ruegos de Francisco Tarazona, alcalde de Riba-Roja, para que el singapures Peter Lim se ponga a recuperar la quimera de Porxinos para el Valencia CF. La historia nos perdonará.

Quizá por eso seguimos saliendo todos los días en los papeles como si esto fuera el reino del Kaos. Un día por los expedientes que abre Bruselas. Otro porque van a meter en la cárcel al ex alcalde de Torrevieja, Hernández Mateo. Y otro porque Ximo Puig insiste que la Comunidad Valenciana debe plantearse como problema, como Catalunya y País Vasco hacen para exhibir su estatus como nación. Hay otras comunidades (Catalunya, Andalucía, Murcia, Baleares…) con peores registros que nosotros en todo (corrupción, imputados, paro, gestión política, endeudamiento, etc), pero los que tenemos peor imagen somos nosotros. ¿Qué pasaría si Magaluf estuviera en Alicante? (http://www.jesusmontesinos.es/hablar-mal-de-la-comunidad-valenciana/

Es cierto que nos lo merecemos. Lo ocurrido en los últimos años está ahí y nadie puede borrarlo. Y además la mala gestión de la crisis abordada por el Consell de Alberto Fabra ha multiplicado el efecto de los males. La gestión de la crisis ha sido un despropósito permanente, hasta el extremo de que en el seno del PPCV hay un desánimo creciente, una sensación de derrota que desde la presidencia del partido y de la Generalitat no saben atajar.

Pero la percepción que se tiene  de la Comunidad Valenciana va más allá de los méritos hechos por los políticos (los que juegan a favor y los que utilizan cualquier arma para conseguir ganar elecciones). Si encima nuestra mayor preocupación pública es la receta de la paella y els bous al carrer, ya tenemos todas las claves del chapapote.

Hay un código negativo establecido sobre la Comunidad Valenciana y nadie se encarga de destruirlo. En la serie de Tele 5 El Chiringuito de  Pepe, rodada en Peñíscola con subvención de la Diputación,  en un capítulo por otro anda un concejal metiendo lío y pidiendo favores.

En la última novela de Lorenzo Silva (buena novela) Los cuerpos extraños (Destino 2014), el brigada de la Guardia Civil Bevilacqua y la sargento Chamorro investigan el asesinato de una alcaldesa en un pueblo de la Comunidad Valenciana, con  los consiguientes líos urbanísticos, casinos y puterios varios. Desde que en 2002 Ferran Torrent escribió Sociedad Limitada el argumento es redundante. A nadie se le ocurre novelar sobre especulaciones en Tarragona, Murcia o Almería. O sacar a pasear la media docena de aeropuertos fallidos. El de Castellón es la estrella y los valencianos los protagonistas.

Frente a ese código establecido la sociedad civil apenas se mueve (Conexus, AVA, etc. son un bluff para organizar un par de comidas al mes) y la sociedad política anda con sus cuitas. La izquierda (PSOE, EU, Compromis y esperen que aparezca Podemos)  está a lo que está : a derribar cueste lo qué cueste. Y el PP/Consell se mira el ombligo. Las campañas de publicidad de la Generalitat son de juzgado de guardia. Y menos mal que el personal estamos por temas de enjundia. El garrofó de la paella y els bous al carrer. ¡¡Quin país!!

 

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