Prohibir. Esa palabra antigua que sólo transmite vejez y telarañas. Está de moda. Lo dice el líder intelectual de las libertades Pablo Iglesias sobre los medios de comunicación y también lo ha pedido Izquierda Unida sobre una tradición tan valenciana como els Bous al carrer.
Deberíamos prohibir más cosas. A saber, deberíamos prohibir los toros, en plaza, y sobre todo los asientos en sombra. ¿Qué es eso de disfrutar en una plaza? Eso es antihumano. También deberíamos prohibir las biciletas, algo que lleva años con normalidad. Deberíamos prohibir las paellas del domingo y las sombrillas en la playa.
Prohibir. De nuevo esas ocho letras. Se me ocurre una cosa, la última. Deberíamos prohibir las tonterías y las tonterías de los políticos que sólo pretenden llenar páginas con tonterías y no hablar de cosas importantes. Por favor, señores. Hablen de bajar impuestos a los autónomos, de recortar gasto público.
Y, si puede ser, no hablen más de gastar tiempo, dinero y esfuerzo, en absolutas estupideces que, además, están arraigadas en nuestro particular ADN valenciano. Pero claro, como los candidatos al tripartito son fan de la banderita con la estrella es evidente que no se puede pedir sean valencianos. Lo normal, es que sean antivalencianos.