Por la guerra hacia Dios- la yihad

La idea de la existencia de un ser (o varios) superior que creó, ordenó y rige el Universo fue general y prehistórica, debió aparecer al tiempo que el antropocentrismo o consciencia de la propia existencia o poco después. Su carácter protector se reconoció de inmediato y, con posterioridad, se le fue dotando de atributos y características hasta constituir cuerpos doctrinales que, en numerosos casos, exigen auténticos “ejércitos” de exégetas y teólogos dedicados a mantenerlos y perfeccionarlos. También se le reconoció necesitado de atención y admiración, bien para estimular su protección o bien para aplacar su ira o malhumor y otro “ejército” de intermediarios apareció para especializarse en este menester.

Creadas las religiones, tres monoteístas, el resto politeístas, pronto surgió la necesidad de su expansión y, una de ellas, eligió el camino de la violencia, la guerra santa, la yihad. Los infieles, los no creyentes, o convertidos o muertos.

Mientras el judaísmo es una religión pacífica y limita su expansión al propio pueblo hebreo en líneas generales, a pesar de un cierto desconcierto entre sectores del mismo, el cristianismo se lanzó al mundo a predicar por doquier la “buena nueva” y a extender, sin distinción de razas y pueblos, una religión de paz, amor y fraternidad a través de la palabra y el ejemplo, sin que hechos históricos limitados lo nieguen o puedan ensombrecerlo.

622 años después de Cristo y tras diversas vicisitudes, Mahoma funda en Medina el Islam y a partir de dicho momento comienza la Era Musulmana o hégira. Tras la conquista de La Meca por las armas comenzó la expansión del Islam a través de la Guerra Santa, es decir a sangre y fuego. En pocos años, tras Mahoma, los califas (vicarios del Profeta) conquistaron inmensos territorios desde la India hasta Marruecos, todos sus habitantes debieron convertirse.

Los Omeyas pretendieron conquistar Europa para convertirla y fue un milagro que no lo consiguieran, siendo detenidos en Constantinopla por el Este y en Poitiers por el Oeste, casi toda la Hispania quedó en su poder.

Desde 1299  el Imperio Otomano (turcos) recogió el relevo expansivo por el Oeste, pudiendo ser detenido a las puertas de Viena en año 1529 y en Lepanto en 1571 evitando que el Mediterráneo fuera un mar islámico.

Pero no quedó ahí la cosa, por lo que respecta a Hispania, tras la conquista a partir del 711 y hasta 1492, con la toma de Granada por los Reyes Católicos, la guerra de Reconquista por parte cristiana y de contención y expansión por parte islámica fue constante.

A principios del siglo XI y hasta el XII, los Murabit (Almorávides), monjes soldados surgidos entre grupos nómadas del Sahara, considerando la impiedad extendida entre el mundo musulmán y la disminución de la fe y el fervor expansivo se lanzaron, de nuevo, a eliminar a los tibios por la fuerza de las armas y tras la conquista de vastos territorios en el Norte de África, Mauritania, Sahara Occidental, Marruecos y Argelia invadieron la Península, amenazando seriamente al mundo cristiano que estaba a punto de perder todo lo conquistado, el Cid pudo detenerlos en Valencia hasta poco después de su muerte.

Más tarde, como consecuencia de la relajación de los Almorávides, nueva oleada de fanáticos, los Almohades, otra vez la guerra santa, conquista del Norte de África y de España, sustituyendo a los venidos a menos.

Todavía hubo otra invasión, la de los Benimerines, dinastía beréber, derrotando y sustituyendo a los almohades, tibios a sus ojos.

Después serán los berberiscos asolando las costas.

¿Y ahora qué? Hasta su reciente muerte Bin (o Ben) Laden, ahora sus herederosy las múltiples sectas en Guerra Santa permanente. Al principio no con feroces ejércitos asolando tierras y gentes, parecía  imposible, sino mediante el terror, las bombas, los kamikazes al modo islámico dispuestos a ganar el paraíso matando infieles, no importa que sean mujeres, niños, ancianos o soldados, si Alá lo quiere así, pero hoy, constituido el Estado Islámico entre Siria, Irak y Turquía la situación ha cambiado y los gobiernos islámicos que los apoyaron están más que preocupados.

Si difícil es curar la ceguera física, mucho más es curar el fanatismo, el sectarismo, la ceguera anímica e intelectual. Los valencianos sabemos mucho de eso.

También hay una invasión constante, las pateras son los medios más llamativos. Pretenden conquistarnos mediante el aumento demográfico dada su capacidad genésica y reproductiva; como la población europea disminuye al no alcanzar el mínimo necesario para mantener su nivel, paulatinamente la sustituirán. A nuevos tiempos métodos nuevos, el Papa actual y Zapatero antes conformes, el primero por caridad cristiana, el segundo por miopía política y social.

Que Dios coja confesados a nuestros descendientes.

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