Presidentes sin apellidos

¿Qué es lo que impulsa a un país al desarrollo y crecimiento? La economía. ¿Quién dirige a un país? El gobierno, elegido por los votantes en las urnas democráticamente. Pero, ¿quién es el gobierno? ¿El elegido por los votantes? ¿El más preparado? ¿El más eficaz? Seguramente, no. Intervienen tantos factores, que el mejor gobierno, nunca será el ganador. Factores que no dependen de la competencia para gobernar un país. Factores que dependen de intereses egoístas, banales, partidistas, de favoritismos y de un largo etcétera.

Y la economía, necesita de todo menos incompetentes. Y los números no engañan (si no son modificados por los ¨oradores¨). Si quiero que una empresa sea gestionada eficazmente, contrataré al mejor candidato, con experiencia y estudios adecuados al puesto. En un país, debería ser lo mismo. Un presidente de gobierno, debería tener una experiencia y unos estudios adecuados para el puesto. Si como candidato a un puesto de trabajo debes pasar ciertas pruebas, entonces, por qué un candidato al gobierno, con preparar una buena campaña política, aplicar el mejor marketing político (aquí sí que saben coger a los mejores y más competentes) y prometer y prometer y prometer, hasta donde sus números indiquen que ya están a la cabeza de las encuestas y por fin alcanzar el tan ansiado poder.

¿Qué pasaría si un país fuese gobernado por presidentes sin apellidos? De repente apellidos como, Aznar, Zapatero o Rajoy, desapareciesen y con ellos muchos defectos, muchos intereses partidistas, intereses banales, favoritismos y el votante sólo tuviera que votar un programa electoral, y no una imagen, o una cara que le caiga bien. Y los comentarios como, ¨parece simpático¨ o ¨que majo¨ no tuvieran ningún valor. ¿Cuántos de ustedes han leído por completo un programa electoral? ¿Y cuántos han podido comprobar que ese programa electoral se ha cumplido? Un presidente del gobierno sin rostro y sin apellidos públicos, el mejor candidato al gobierno, rodeado por los mejores economistas, juristas, doctores, y así hasta obtener un gobierno competente en todas sus materias. Un gobierno capaz de centrarse en lo realmente importante, en hacer avanzar a su país, en ver los defectos y necesidades y solucionarlos. Pero esto provocaría la caída de una forma de vida de muchos ciudadanos, grupos y asociaciones que viven gracias a dar su apoyo (voto) a estas imágenes tan deseadas en las campañas electorales y tan detestadas más tarde.

Una economía fuerte, desarrollada y con indicadores positivos, es el motor que mueve a todo un país. Cuando falta dinero en el bolsillo, en una familia, en una empresa, en un Estado, los problemas empiezan a multiplicarse y el país enferma. Y usted ¿vota a la imagen o a la economía?

 

Emil Serrano, Consultant Marketing

 

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