Parece que todos los partidos con representación en Les Corts estamos de acuerdo en eliminar o, al menos, reducir los privilegios de los que disfrutan los ex presidentes autonómicos. Y esta unanimidad es un claro síntoma de que son excesivos. Ha hecho falta que Podemos presente una propuesta para su reducción o que Ciudadanos proponga la eliminación del Consell Jurídic Consultiu para que PSPV, Compromís y PP se dieran cuenta de ello. Increíble, pero como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena.
El mantenimiento del estatus social de los expresidentes es evidente que conlleva un gasto totalmente desproporcionado. Dos empleados, conductor y coche oficial, seguridad, despacho, asiento vitalicio en el CJC… Empecemos a eliminar cosas porque sobran muchas.
Pero hay una cosa que no está incluida en el pack de expresidente y que creo que debería de ser obligatoria: la vergüenza. Vergüenza de quien disfruta de todos estos privilegios sin necesitarlos, sin utilizarlos para lo que están previstos, para ‘colocar’ a algunos estómagos agradecidos que se han quedado huérfanos de sueldo público y son incapaces de valerse por sí mismos en el mundo laboral privado.
Y vergüenza, también, de quienes aprobaron tales privilegios, de quienes los han mantenido tantos años mientras veían el uso que se daba a los mismos. Menos mal que ahora se suman a la corriente del cambio. Menos mal que a veces, solo a veces, se empieza a recortar de donde se debe. Desde luego, Ciudadanos trabajará para se convierta en una sana costumbre.