Propósito de la enmienda: sólo los pecados veniales

Como buenos cristianos tenemos derecho a la salvación por el mero hecho de confesar y arrepentirse de nuestros pecados. Por eso cada fin de año reflexionamos sobre nuestros vicios, nos arrepentimos y hacemos propósito de la enmienda en todo lo imaginable. ¡¡Pero ojo!!! Sólo los pecados veniales.

¡Que levante la mano aquel que la noche del 31 de diciembre no está dispuesto a cambiar algo en su vida pecadora! Unos quieren dejar de fumar, otros van  a ponerse a dieta, aquel ya ha contratado hora en el gimnasio, los más existenciales han rellenado la ficha de la Cruz Roja y algunos están dispuestos a buscar el amor verdadero (bueno: esto último sólo un poquito).

El propósito de la enmienda nos lleva directos al Paraíso, pero hemos de hacer algún esfuerzo para merecerlo. ¿Señor confesor, usted sabe lo que cuesta dejar de fumar? ¿Y amar al prójimo? ¡Uff!!! Menudo esfuerzo. Pero nada. Esta semana a caballo entre diciembre y enero todo el mundo está dispuesto al compromiso para salvar algo de su disoluta vida. El 31 por la noche gran atracón y el día 2 a dieta. Como no hicimos la Reforma se nos perdonan los pecados sólo con confesarlos.

Hay hasta aplicaciones informáticas para conseguir el perdón. MyFitnessPal para adelgazar, Stop Smoking para dejar de fumar y hasta páginas para encontrar novio formal. Es muy fácil el propósito de la enmienda.

Pero el propósito de la enmienda es gratis. Y lo que no tiene precio no tiene valor. Por eso en quince días ya queda todo olvidado y ya no vamos al gimnasio, seguimos fumando, mantenemos la golfería y decimos aquello “todo lo que da placer es pecado o engorda”. Seguro que si el propósito de la enmienda fuera de pago mantendríamos los compromisos, pero entonces ya no harían falta los confesores de los pecados.

El propósito de la enmienda sólo sirve para los pecados veniales. Y digo: ¿El propósito de la enmienda también vale para el voto? ¿Puede uno plantearse esta semana que su voto anterior fue un pecado y debe cambiarlo para obtener el perdón? ¿Puede uno dejar su papeleta en blanco porque está hasta el gorro de los políticos al uso? ¿Eso es pecado venial o mortal?

¿Puede uno arrepentirse de ser un corrupto y el día 2 dejar de robar los folios en la empresa, trabajar duro sin escaquearse o renunciar como concejal a los regalos que le hace la constructora de turno?

¿Y dejar de desear la mujer de tu prójimo? ¡¡¡Ahí es nada!!! La mitad de los españoles estamos en pecado mortal por culpa de este Mandamiento. Deseamos la mujer, el coche y hasta la suegra. Pero nadie quiere alcanzar la salvación a costa de renunciar a la envidia. ¡¡Y es que la mujer de tu prójimo siempre está muy buena!!! (O el marido, que la jodienda no tiene enmienda).

En fin. Prepare usted su lista de pecados veniales y haga el correspondiente propósito de la enmienda. Y no se preocupe de los mortales. Esos los cometemos todos y no tienen enmienda. Por eso somos españoles (también los separatistas catalanes).

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