escraches y democracia

¿Qué se hace en otros países con un bloqueo institucional como el de España?

Estas últimas –y segundas elecciones- no parece que hayan resuelto ninguno de los problemas que aquejaban a España: la división del cuerpo electoral en muy numerosas opciones y la incapacidad de los partidos de llegar a acuerdos entre ellos.

El problema básicamente es el segundo –la incapacidad de llegar a acuerdos de los partidos-, pues el primero es común a todos los países que no tenemos un sistema presidencialista con mecanismos que fuercen a elegir entre dos opciones, ya sea por un riguroso sistema mayoritario reforzado o por un sistema de segunda vuelta entre los dos candidatos más votados.

Ante la imposibilidad de cambiar en este momento el sistema político y electoral, lo que habrá de esperar a la (por todos) prometida reforma constitucional, debemos fijarnos en los sistemas parlamentarios de nuestro entorno europeo y observar cómo resuelven estas situaciones de impasse.

La verdad es que no hay ninguna solución prevista en ninguno de ellos, salvo la repetición de las elecciones –y no en todos está prevista-, pero este sistema de retornar al cuerpo electoral la solución del dilema parece que no gusta ni al electorado ni a los partidos. España España España España 

Realmente no es muy democrático el repetir elecciones una y otra vez (“hasta que acierte” dicen jocosamente algunos comentaristas). Si el titular de la soberanía –el pueblo, según el dogma de la soberanía popular que recoge nuestra constitución-  ya ha hablado en la urnas, su decisión debe ser acatada, guste o no guste. españa españa españa

Hasta ahora había un poder moderador –el Rey Juan Carlos- que tenía una “auctoritas” indiscutible  y cuya capacidad para imponer a los partidos soluciones de consenso –constitucionalmente reconocida o no- había resuelto situaciones probablemente más complicadas. El caso más complicado que tuvo que afrontar el entonces joven Rey Juan Carlos fue el de abrir paso a la transición pacífica,  convencer a las Cortes franquistas  de que se suicidaran políticamente y a una oposición de calabozo y barricada de que entraran al juego sin condiciones ni represalias. Pero el Rey Juan Carlos tenía detrás el apoyo incondicional –como se vería el 23F- del poder constituyente del régimen anterior –las Fuerzas Armadas- y eso y un habilísimo juego de políticos de altura intelectual y humana, hicieron posible resolver cuestiones más graves que las de ahora. EspañaEspañaEspaña

¿Hay ahora solución? Indudablemente sí. Llegar a pactos para repartirse el poder es mucho más fácil que llegar a pactos para repartirse una herencia. El único escollo son los personalismos, las fobias personales y los encastillamientos en posiciones incomprensibles (incomprensibles, al menos, para los que no conocemos todas las razones del encastillamiento).

Ofrecer una cuota de poder a los partidos minoritarios es una opción clara que tiene Rajoy y Sánchez puede tener la habilidad de justificar su apoyo al partido Popular manteniendo la distancia y dejando claro que no supone una ley de punto final y olvido (tiene buen ejemplo en la táctica de Rivera). Pero ambos tienen que superar –y es lo mínimo que se la puede pedir a un estadista- sus diferencias y rencores personales.

De todas formas, en el panorama europeo hemos tenidos casos de larguísimas etapas de interinidad gubernamental. En Bélgica, en el bienio 2010-2011, estuvieron sin formar gobierno ¡541 días! para finalmente llegar a pactos. Y en otros países ha sucedido algo semejante, aunque no tan dilatado. El mejor ejemplo no patológico, lo tenemos en la República Federal Alemana, en la que hay una tradición de grades coaliciones entre izquierda y derecha (moderados) para dar solución a los problemas de los ciudadanos.

Solución a la pregunta: negociar y pactar (tampoco es mucho pedir a políticos profesionales).

Por Mariano Ayuso Ruiz-Toledo. Abogado, Director de Ayuso Legal

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