Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

Quid pro quo

En el centésimo cuarto día del año y tras el Domingo de Ramos, en el segundo día de la Semana Santa que nos disponemos a conmemorar, Lunes Santo, España y sus gentes se disponen a disfrutar de las maravillosas expresiones de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo a lo largo y ancho de nuestra geografía. Tradición y esencia cristiana que se hunde en nuestra cultura a lo largo de los siglos y que Menéndez Pelayo inmortalizó con su famosa frase, «España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio, esa es nuestra grandeza y nuestra unidad… No tenemos otra.» Cuyo fiel reflejo es ese 70.4% de los españoles que se declaran católicos según el CIS-barómetro dic-2013.

Una semana intensa que se cerraba con la presentación de la Candidatura del PP, con nuestro Esteban González Pons como ariete valenciano en Europa y con los ecos del debate soberanista en el Congreso de los Diputados, donde el 86 % de los votos que representan la Soberanía Nacional dijeron “NO” al desafío ilegal, sencillamente porque no lo permite nuestra Constitución. Y otra vez Rajoy ha vuelto a tender la mano para establecer un dialogo, dentro de la Ley, para tratar los muchos problemas reales que si preocupan a la gente, porque vivimos en un Estado de Derecho, sometidos al imperio de la Ley como expresión de la voluntad popular. Como apunte, el 78.7% de los españoles manifiestan un sentimiento mayoritario de pertenencia a un proyecto común (55.5% se sienten tan españoles como……; el 4.9% se siente más español que…….; y el 18.3% se siente únicamente español) según el barómetro de dic-2013 del CIS.

Es una cuestión de reciprocidad, sí, ¿pero a qué coste? Desde las tierras valencianas seguimos el proceso con cautela, porque son ya demasiadas veces las que hemos sido moneda de cambio para contener un ímpetu nacionalista/separatista que hace del seny un catalizador extraordinario para alcanzar unas cuotas de autogobierno impensable incluso para Prat de la Riba y su sucesor Cambó, en base a un tratamiento asimétrico que ha lastrado nuestro crecimiento y expectativas desde el siglo XV, cuando aportamos toda nuestra impronta al proyecto común que se iniciaba con los Reyes Católicos, constituyendo la nación más antigua de Europa. Pero aun así, los valencianos compartimos mayoritariamente la organización territorial que la CE estableció en su Título VIII, con unos principios generales que establecen una organización territorial (municipios, provincias y comunidades autónomas), así como los principios de solidaridad e igualdad territorial y fundamentalmente la igualdad de todos los españoles en los distintos territorios del Estado. A ello podemos añadir la apuesta mayoritaria a favor del modelo actual de un Estado con CCAA, con más o menos autonomía (43.5%), frente al 22.1% que se decantan por un Estado centralizado (barómetro CIS, dic-2013).

Esta Comunitat, que en palabras del Presidente Rajoy está siendo la punta de lanza de España en la salida de la crisis, está rompiendo en positivo todas las previsiones. Los datos reales de PIB, la gestión eficiente de la Administración liderando un proceso de modernización sin precedentes cuyo mayor exponente es la “Ciutat Administrativa 9 d’Octubre”, con una reducción del sector público por encima del 34%, presentando una reducción de nuestro déficit público del 41%, un 46% del total nacional, con datos positivos en la reducción del paro, turismo, creación de empresas etc., todos ellos a la cabeza de las CCAA, exigen sin lugar a dudas un reconocimiento a esta tierra, quid pro quo.

Y todo ello con una infrafinanciación que ya asumen como injusta desde Madrid, convencidos de que “todos los españoles, independientemente de donde vivan, deben tener el mismo derecho al mismo servicio público sanitario, educativo o asistencial”, en palabras de nuestro Conseller Moragues, que insistía en que la voluntad es que “el estado converja y tenga una mayor cohesión y vertebración económica, pero que el modelo actual no consigue”, por lo que “tenemos que romper el statu quo y analizar cuál debe ser la financiación de los servicios públicos y la financiación de las regiones para intentar que haya una simetría entre todas”.

La política valenciana está reescribiendo su historia consciente del vital momento por el que pasamos. Los nuevos paradigmas que la crisis ha propiciado son asumidos sin complejos por esta tierra abierta y emprendedora y, por ello, en igualdad de condiciones siempre hemos ido por delante, siempre aportando lo mejor de nosotros, conscientes de que nos jugamos no solo el presente, sino también el futuro. De ahí que en justicia, reclamemos lo que nos corresponde. Lo dijo el Presidente Rus,”aquí no somos de rodilla en tierra”, y lo reivindicó el President Fabra con un planteamiento europeísta que se inserta en nuestro ADN, en sus tres conferencias en nuestras capitales, para cerrarlo ante Rajoy con un contundente “hemos sido el bastión del PP en toda España y lo vamos a seguir siendo…”, apelando a esa reciprocidad que desde la lealtad, el respeto y la responsabilidad nos hemos ganado, quid pro quo.

Juanvi Pérez

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