Sangría Ibérica en clave europea

El pasado jueves día 14 del corriente, la Eurocámara finalizaba el procedimiento legislativo sobre el uso de la denominación de venta de la popular sangría, restringiendo su utilización a la península ibérica. Esta reglamentación se enmarca en la reforma de la normativa sobre el etiquetado y la protección de las indicaciones geográficas y viene a colación por la influencia que el acervo comunitario tiene en nuestras vidas.
Cuando nos encontramos a 125 días de las Elecciones europeas, es necesario realizar un poco de pedagogía sobre la vital importancia que comporta la elección de los 751 diputados al Parlamento Europeo (54 de ellos españoles) que marcarán el curso político futuro de la Unión Europea, ahora bajo la égida normativa del Tratado de Lisboa que otorga nuevas competencias a la Cámara.
Con una Oposición desbocada en plantear estas Elecciones como una “Causa General” contra el PP, al que su hoja de ruta empieza a dar los primeros frutos positivos para regocijo mundial y cabreo monumental de los aspirantes, que encima tienen que soportar la unción de liderazgo que su idealizado Obama ha propiciado a nuestro Presidente, nos olvidamos de que hoy en día el escenario político va más allá de nuestras fronteras, donde los intereses nacionales fluctúan en un espacio globalizado al vaivén de Instituciones supranacionales que subvierten el propio concepto de Soberanía.
No es baladí el lema escogido por la UE para estas elecciones, ACCIÓN-REACCIÓN-DECISIÓN, en busca de una mayor proyección en la ciudadanía europea de la importancia de participar en un futuro común. La importancia geo-política del espacio europeo, avalada por siglos de implementación de las principales Ideas Políticas que han permitido el avance inexorable de las Sociedades Modernas, busca redefinirse tras una crisis que ha socavado sus cimientos.
La superación de la crisis ha llevado a plantearse a los líderes europeos qué camino seguir en el futuro, buscando establecer unas bases más sólidas que nos permitan superar con mayor fluidez las problemáticas actuales, con un mayor rigor en el control del Gasto Público, con una prioritaria acción contra el desempleo y con un redimensionamiento de la posición de la UE en el mundo que nos permita seguir defendiendo la Libertad, luchar contra la Desigualdad, desarrollar la Acción Humanitaria y la Defensa de los Derechos Fundamentales y la Democracia.
Unas elecciones que van a permitir a los votantes juzgar los esfuerzos realizados para atajar la crisis de la zona euro y expresar su opinión sobre las políticas en pos de una mayor integración política y económica. Por primera vez se deberán tener en cuenta los resultados para nombrar al sucesor de Barroso al frente de la Comisión Europea, ya que la candidatura presentada por los Veintiocho tendrá que ser respaldada por el Parlamento Europeo, estableciendo un nuevo “estatus” de los votantes que serán los que decidan con su voto quién toma el destino del Gobierno de la UE.
La ciudadanía europea cobra impulso y protagonismo en este nuevo escenario, a través de los diferentes Grupos políticos que conforman y canalizan esa voz de la calle convirtiéndola en la verdadera fuerza motriz del Parlamento. Más de 160 Partidos nacionales están hoy reflejados en la Cámara y ninguno ha conseguido hasta ahora una mayoría absoluta, por lo que la cultura del acuerdo y la negociación conforman las mayorías necesarias para llevar adelante los Proyectos Legislativos. Un Parlamento donde la división política predominante fluctúa en el eje Izquierda-Derecha, con Grupos afiliados mayoritariamente a un Partido paneuropeo. Un Parlamento que busca también su espacio en unas elecciones donde los votantes decidirán el equilibrio de poder entre los Grupos.

Juanvi Pérez

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