Ser aforado, el carril bici y una payasada enorme

Por más que lo intento no salgo de mi indignación, a mitad camino con la perplejidad y, por qué no decirlo, la más profunda y sincera admiración ante la facilidad para tomar por tonto al personal sin el menor sonrojo de algunos paisanos. Me refiero al asunto este tan manido de aforar al Rey Juan Carlos I. Vaya por delante que no estoy ni a favor ni en contra, aunque coincido en que las prisas hacen sospechar, para qué engañarnos. Miren, en plata, que me da lo mismo lo del aforamiento. Pero lo que al menos a mí me pega patadas en el sentido común y en el sentimiento de pertenencia a este discutido y discutible concepto llamado España, es que, con más atrevimiento que vergüenza, se echen las manos a la cabeza por querer aforar al rey unos señores y unas señoras que SON AFORADOS y AFORADAS. Siento frivolizar pero suena a chiste, resulta que se indignan y esgrimen el “todos debemos ser iguales ante la ley”, los que no lo son. Los que están aforados, los que disfrutan del privilegio que les indigna. Esto es, con perdón, para mear y no echar gota.

Miren les voy a decir una cosa, aunque a veces cueste, al final sale a cuenta ser honrado. Se lo digo desde el respeto, desde el cariño y con el máximo respeto posible. Me meto en estas vainas filosóficas, tan de moda en otras épocas, porque, sencillamente, a uno al final se le acaban los argumentos y termina por caer en las pendejadas más básicas. La semana pasada les hablaba del nuevo héroe del pueblo, Ignacio Blanco quien, por cierto, demostró talante y tolerancia a raudales a través de las redes sociales, con un tajante y sencillo “vaya payasada”. Es cierto, no le falta razón, por eso, emocionado y agradecido, como la folclórica, me limité a responder un sincero “coincido, una payasada enorme. Rectificar es de sabios, celebro su rectificación” y tan amigos.

Esto de las redes sociales tiene un arte que es una cosa por demás. Seguro que no les extrañará ver imágenes como la que ilustra esta columna de opinión. Estamos acostumbrados a encontrarnos con este tipo de cosas, no le damos importancia, han llegado incluso a perder la gracia, ya es normal ver esto. También es normal, lamentablemente normal, ver el comportamiento de determinados políticos.

Ya no nos sorprende nada ni nadie. Lo de Blasco es normal, nadie se alarma, lo de Cotino, lo de los eres de Andalucía, lo de Pepe Blanco…todo es normal. Ya nada importa porque todo es normal, lo vemos como en una película, como si no fuera con nosotros la vaina, como cuando vemos fotografías como las que hoy les ofrezco. Menos mal que, como casi todo ese tipo de asuntos, son falsos, “fakes” en jerga de social media.

¿Se imaginan lo que pasaría si los españolitos de a pie como usted y como yo, nos hubiéramos convertido en una especie de seres salidos de una tiniebla extraña donde, fíjense cómo está el patio, el concepto “familia” fuese de derechas y rodear, acosar e insultar a personas de izquierdas?  Siguiendo con el ejercicio imaginativo, ¿se imaginan que apareciese un iluminado modernito que, para arreglar el problema de la integración y la tolerancia plantease hacer un registro de gays, lesbianas, transexuales, bisexuales e intersexuales para hacerlos funcionarios? ¿y que ese mismo iluminado, hablando de los asesinatos de una banda terrorista dijera “tienen base política”?

A veces la realidad supera la ficción y pasan cosas como las que nos rodean, incluyendo el carril bici que acaba contra un muro y que, como supongo ya imaginaban, no es ningún “fake” ni efecto óptico. La foto es real, la hice yo mismo ayer por la mañana en la Calle La Safor de Valencia. Señores, el mundo al revés, cuánto lujo pa diario!

 

CARRIL BICI 1

 

CARRIL BICI 2 (2)

 

 

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