Sin flacas

Francia prohibirá las modelos excesivamente delgadas y expondrá a los agentes y casas de moda que las contraten a posibles multas e incluso prisión.

La medida tomada por Francia, con sectores de moda y lujo que suponen decenas de miles de millones de euros, sigue a una prohibición similar adoptada por Israel en 2013, mientras que otros países, como Italia y España, dependen de códigos de conducta voluntarios para proteger a las modelos.

No es más que una parte de lo que podíamos llamar “campaña de lucha contra la anorexia”, pero una parte muy importante. Soy de las de las “prohibido prohibir” pero a toda regla le cabe una excepción, esta es una de ellas.

Nunca he tenido clara la percepción de las personas que se dedican profesionalmente al mundo de la moda respecto a su público. Los desfiles de las grandes firmas están claramente dirigidos al espectáculo, a marcar diferencias más que tendencias, a presentaciones espectaculares que llaman la atención mediática. La asistencia física al show, antaño limitada a las personalidades con abultadas cuentas bancarias y/o largos títulos nobiliarios, ya no es imprescindible para contemplar en tiempo real la función, otra ventaja más de la globalización de la información y de la red de redes.

Asumido este objetivo creo que yerran en la estrategia de mercado cuando diseñan extravagancias imposibles y nos las muestran en cuerpos imposibles.

El gran público, el que hace millonari@s, sigue las tendencias generales (pantalones pitillo, camisetas superpuestas, chaquetas ceñidas…) pero poco más ya que no nos vemos reflejados en esos esqueletos andantes.

No creo que eso sea ni beneficioso económicamente para las marcas, lo que está claro es que es muy perjudicial para esos niños y niñas – y no tan niños y niñas – que buscan referentes personales en ese mundo y todo lo que
no se ajuste a lo que le presentan lo ven como la antitesis de belleza, de la popularidad, del poder….

Sin duda los grandes modistos (y modistas que también, aunque por desgracia persiste la diferencia de concepción del término según el género) fallan en calidad humana al mostrarnos como el súmmum de la belleza, la clase, la
modernidad y el futuro, cuerpos esqueléticos enfermos. No somos así, no nos pongan referentes ajenos a nuestro reflejo. Y si tenemos que prohibirlo, adelante, seamos drásticos cuando toca, y la batalla por la salud de las personas es el mejor argumento.

Ir arriba