Startup Valencian Show

Bienvenidos al show business, bienvenidos al futuro modelo que regirá una buena parte de las empresas y corporaciones en las primeras décadas del siglo XXI.

La presentación de la Startup Spain Competition 2014 esta semana en Valencia, con la apertura de su convocatoria para seleccionar a las mejores de la Comunitat, es un capítulo más de la efervescencia emprendedora que hace de cada acto un show, pero también el germen de un modelo de negocio.

Y decimos un show, porque la puesta en escena es variopinta, aunque no con un concepto de superproducción. Más bien al contrario. De momento, cada evento emprendedor transmite sencillez, corporativismo y ciertas dosis de altruismo.

No existe un concepto depredador y competitivo como si ocurre en el modelo empresarial tradicional, aunque su defecto es una profunda atomización, lo que puede repercutir negativamente en la construcción de un sólido sector tecnológico para el futuro.

Resulta curioso observar la mezcla de inversores y emprendedores, de proyectos con empresas ya consolidadas en un ecosistema digital difícilmente comprensible para moldes convencionales.

Es el show business valenciano tecnológico, cuya estructura es un germen ideal para concebir y financiar proyectos cada vez más sólidos que rompen con la improvisada concepción de una idea o ilusión plasmada en un par de folios, con alma, pero sin cimientos, para convertirse en compañías de evolución natural o de récord según decida el mercado.

De este ecosistema empiezan a surgir nombres de aceleradoras… y de personas. A muchos les sonarán los business angels de CvBan, con Pedro Bisbal y Raúl Aznar a la cabeza, el proyecto Lanzadera, impulsado por Juan Roig y dirigido por Jaime Estebán, las aceleradoras Mommentum o Plug and Play, con Violeta Garín y Juan Luis Hortaleno al frente.

Pero hay más, ahí están los Weekend Emprende que con Esteban Rodrigo y Antonio Herrero crecen a marchas forzadas; Esic, con su programa de emprendedores coordinado por Arturo Ortigosa o Jóvenes Empresarios de Valencia, Ajev, cuya Operación Emprende alcanza su 2ª edición.

Y así podríamos seguir con muchos nombres más. Pero lo más importante es que a pesar de la crisis, y de la acusada recesión, da la sensación de que lo mejor aún está por llegar. Y todo esto en la Comunidad Valenciana, aunque muchos no lo crean.

Las startups, lanzaderas o aceleradoras, símbolos del emprendimiento tecnológico, han llegado para quedarse y establecer unas reglas de mercado que solo las empresas más desarrolladas podrán seguir en los próximos años.

Es una realidad, y resultaría casi de necios no admitirla. Todos estos conceptos, semillas y gérmenes empresariales que han nacido bajo el martillo de la crisis, junto con nuevos conceptos de financiación como business angels o crowfunding, a pesar de las cortapisas legales, llegan para implantar otra cultura de mercado que cambiará las reglas del juego, tal vez para siempre.

Y en ese epicentro, Valencian Community, nuestra Comunidad, una de las más asoladas por esta recesión interminable, saca la cabeza con orgullo en el modelo emprendedor recogiendo el testigo y la esencia de aquellos históricos empresarios que siglos atrás levantaron industrias en sectores como el mueble, la cerámica, el textil o el calzado.

Porque Valencia vive una revolución efervescente de un modelo empresarial con tintes transgresores, acogiendo eventos sin cesar y concentrando por metro cuadrado uno de los mayores viveros de aceleradoras y startups de España.

De hecho, algunas de estas lanzaderas han ubicado sus sedes en pleno centro de Valencia, desafiando con el descaro que les caracteriza la rigidez de un sistema financiero al que también necesitan, en un concepto de dependencia y convivencia que potencia las sinergias en beneficio de ambas partes.

Por una vez, desde hace años, en estas tierras estamos asistiendo al alumbramiento de un fenómeno social al que ya bautizamos hace unas semanas desde estas líneas como “el efecto lanzadera o una valencian valley”, por méritos propios.

Harían muy mal nuestros políticos si no empiezan a valorar realmente la fuerza de modelo que viene empujando fuerte y que empieza a desprenderse de sus orígenes tecnológicos para beneficio y apoyo de otros sectores más tradicionales.

Porque la palabra clave es siempre la misma, innovación. Y para que emprendedores y empresas puedan convertirla en realidad hacen falta modelos de financiación eficaces y participativos que satisfagan las necesidades de los proyectos.

Es cierto que la Generalitat, al igual que el Estado, van a canalizar fondos europeos a través del programa Horizonte 2020, para potenciar, por ejemplo, las startups, pero estas inyecciones serán insuficientes si se conceden con los parámetros convencionales.

Es obvio que no todos los sueños emprendedores podrán convertirse en realidad, pero lo es igualmente que ni la Valencian Community ni Spain, pueden permitirse el lujo de no apoyar este potencial creativo con perspectiva internacional en unos tiempos de crisis tan acentuada.

En plena incertidumbre sobre la evolución de la economía, cuando el Estado y las CCAA frenan más que apoyan la actividad emprendedora mediante legislaciones incomprensibles, las startups muestran el camino que, tal vez, permita a las empresas ganar en competitividad, eficiencia y productividad para los próximos años.

Es una apuesta de todos, tal vez, el modelo a seguir por el presente y futuro de la economía española. Un horizonte que nos debe mostrar como cristalizar proyectos a nivel local para evitar las frustraciones de aquellos/as que han tenido que volver de Silicon Valley o Alemania con los sueños frustrados.

Es una lección para aprender que no siempre hay que ubicar una empresa en el exterior para consolidar un proyecto empresarial. La internacionalización es básica, si, pero hay que desarrollarla con criterio y una sólida estructura para intentar recoger los frutos deseados.

Así que hagamos del Startup Valencian Show un concepto que pueda consolidarse en el tiempo, como de Madrid, o Barcelona, o Murcia Show. Qué más da! El sitio físico es lo de menos. Lo importante será recordar que algún día fuimos capaces de consolidar un modelo empresarial de éxito del que puedan vivir las generaciones futuras.

José Luis Pichardo

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