Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

Tan cerca y tan lejos

Febrero se nos va de entre las manos. Llegamos a las puertas de la Cuaresma tras este fin de semana de carnaval, con el miércoles de ceniza en ciernes, en ese discurrir hacia la gran fiesta de la Pascua. Un camino de recogimiento, que a la vista de la vorágine política que nos azota, dada la marea de indignación que sacude al progresismo de salón y sus bien pertrechadas huestes mediáticas, parece que nos devuelve a ese desierto de las Escrituras, para cumplir con la penitencia de los 40 días y 40 noches. Y quizás no vendría mal. A veces es necesario parar, observar el entorno, reflexionar y meditar sobre lo que estamos haciendo, corregir si es necesario, para seguir avanzando. Y no es baladí la reflexión, en este momento crucial para nuestro Estado de Derecho, en el que se pone en cuestión todo y a todos. Un peligroso ejercicio de intolerancia que barre nuestra sociedad, ante la pasividad e indiferencia de muchos, que es aprovechada por aquellos que buscan romper nuestro modelo de convivencia.

Las primeras comparecencias en la incomprensiblemente devaluada por Ciudadanos, Comisión para la Auditoria de la Calidad Democrática…. tras la presentación a bombo y platillo, de una Ley Ómnibus sobre corrupción, para mayor gloria de su mediático líder, han sido determinantes y para tomar buena nota. Aunque parece ser que sus Señorías no se aplicaron bastante, vistas y oídas sus últimas declaraciones. Aportados por los diferentes Partidos, los comparecientes coincidieron en la importancia de potenciar nuestro sistema democrático, con medidas eficaces y eficientes y pedagogía, mucha pedagogía en la lucha contra la corrupción.

No cabe una Democracia sin Partidos políticos. Y a su mejora y perfeccionamiento debemos encomendarnos todos para conseguir una financiación austera y transparente que nos ayude a quitar cualquier sombra de corrupción de los mismos. Debemos seguir avanzando para armonizar un marco legislativo, muy disperso y complicado, para buscar una legislación homogénea, clara, rigurosa, concisa, que evite recovecos legales donde esconderse, como garantía del Estado de Derecho. Porque las garantías jurídicas son un valor en sí mismas, un pilar fundamental de ese Estado de Derecho que debemos fortalecer.

La claridad y la transparencia deben ser una de las bases fundamentales de nuestra Democracia, un compromiso que quedó plasmado en nuestro programa electoral y ha sido ratificado en nuestro reciente Congreso Nacional. El objetivo de esta regeneración democrática es transversal en toda la estructura del Estado, pero debe contar con una especial visibilidad en aquellas instituciones que, por su carácter representativo, están más cercanas al ciudadano.

Un verdadero Plan de Regeneración Democrática que quedó plasmado con la aprobación, en la Xª Legislatura, de 70 medidas que han venido a conformar el paquete más ambicioso, completo y eficaz en la lucha contra la corrupción. Medidas que han supuesto un antes y un después en esa lucha, a la que ahora se apuntan todos, obviando que denostaron y negaron su aprobación. El triste juego de la doble moral y la instrumentalización política en beneficio propio al que seguimos asistiendo.

Pusimos unos firmes cimientos para levantar una verdadera estrategia nacional contra la corrupción, conscientes de que era un primer paso. Un primer paso en solitario, pero determinante y efectivo. Porque hay que seguir avanzando, mejorando todo aquello susceptible de mejora. Y esa era la reflexión de unos comparecientes, reconocidos expertos, en el sentido de seguir aportando en positivo y dejarse de juegos florales y exaltaciones mediáticas, que solo buscan el efectismo del titular fácil. Tan cerca y tan lejos, sin darnos cuenta de que todos somos necesarios para fortalecer nuestro sistema político. Tan cerca y tan lejos ante los retos de una sociedad que exige salirnos de la política-espectáculo y que asiste expectante para ver, si somos capaces de generar esa reflexión colectiva que nos permita mejorar nuestra convivencia.

 

Ir arriba