Tendremos que aprender a gobernar

Los resultados en las próximas elecciones parece que van a estar lejos de dar la mayoría a ningún partido, por lo que serán necesarios los pactos para garantizar una gobernabilidad de las instituciones. Pactar es acordar, transigir, ajustar, negociar… y tantas otras cautivantes palabras.

El problema lo tenemos en que, hasta ahora, la palabra “pacto” se ha asociado a la palabra “reparto”. Esto para mi, esto para ti, tú me aguantas esto y yo me callaré aquello, pero el programa ni se ponía encima de la mesa y menos todavía el interés del ciudadano.

En la Comunitat Valenciana, las últimas encuestas dan la victoria a la suma de partidos que se denominan de izquierdas (PSPV, Compromís y Podemos), frente al que se denomina de centro-derecha (PP) y aparece un invitado al que nadie esperaba por el centro (Ciudadanos), que puede ser decisivo a la hora de decidir el gobierno.

Los pactos se antojan complicados, pero no por las ideologías, sino porque tengo mis dudas de que muchos de los participantes se sepan las normas del juego. Si tienes las manos sucias de corrupción, no hace falta ni que nos sentemos a negociar. Si vas a preguntar por lo mío y no por lo de los ciudadanos, tampoco es necesario que te esfuerces.

Quizás haya que gobernar en minoría. ¿Por qué no?. La oposición no debe de tener como único objetivo el acoso y derribo del gobierno. También se puede proponer desde ella. Si el problema de la política actual estuviera sólo en los gobiernos, la oposición estaría recuperando el voto que pierden los primeros, pero no es así. Son tan responsables unos como otros del hartazgo de la ciudadanía.

La gente quiere ver responsabilidad en nuestros actos, transparencia en las decisiones que tomamos. Pactar no tiene que ser impedir que el “enemigo” llegue a gobernar. Pactar tiene que ser sumar esfuerzo, opiniones distintas y trabajo, para el bien común de todos los ciudadanos. Sólo los que estemos convencidos de esto podremos hacer cambiar la política actual.

Ir arriba