Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

Tiempos de cambios

Tras una azarosa semana de continuos análisis sobre el resultado de las elecciones del pasado 25M, vemos que el mundo sigue girando y que la cotidianidad envuelve nuestras vidas, pero eso sí, los resultados no han dejado indiferente a nadie, propiciando unas reacciones en cadena para intentar reorientar una nave demasiado escorada a babor.

18 millones de ciudadanos no han ido a votar, y eso aún estando por encima de la media europea es un síntoma de que nuestra Democracia está enferma, que algo no funciona en ese engranaje político-institucional desechado por la ciudadanía. La sangría de votos de las dos grandes formaciones ha sido formidable. El PSOE ha recogido velas y con el sacrificio de su Secretario General inicia un proceso, teledirigido por el aparato, para reencontrarse en medio de la tempestad. Una tormenta perfecta que ellos mismos propiciaron alentando debates estériles por su izquierda que han forjado su debilitamiento por otras realidades amparadas en el populismo bolivariano y la más decimonónica demagogia.

Hesíodo ya proclamaba que todo nace del «caos«, que el mundo que nace de él es imperfecto, un mundo donde reina el desorden y donde los hijos del abismo y del caos están en constante lucha por superarlo. De ahí el nacimiento de la Democracia, obra del hombre que como él es frágil e imperfecta, que surge para intentar solventar la fragmentación, esa división que nace del caos y que busca desesperadamente el orden. La Democracia intenta solventar esa desunión, buscando que lo diferente pueda conformar una unidad común. Desde el respeto a las individualidades, a los Derechos individuales de los ciudadanos para encontrar puntos de encuentro, lo común, ese espacio donde los seres humanos puedan convivir socialmente. Y para ello, los griegos se basaron en tres preceptos, la eleuthería o Libertad, la isegoría o Libertad de expresión y la isonomía o Igualdad ante la Ley.

Los «antiguos» nos han demostrado que sus principios siguen vigentes y que han evolucionado a lo largo de los siglos. El Partido Popular debe tomar buena nota del clarividente mensaje que le han remitido los 2’7 millones de ciudadanos, votantes del PP, que se han abstenido. Así como el debilitamiento del PSOE ha facilitado la fragmentación del electorado de izquierdas con un target definido, el votante del PP disconforme con la línea seguida por «su» referente ideológico ha preferido remitirle un mensaje rotundo desde sus casas. La sangría de los dos graneros de votos del PP debe propiciar un redefinición de las prioridades, en dos comunidades históricamente castigadas por la Izquierda y que ahora necesitan, tras el paréntesis anti-Intervención, sentir realmente el apoyo de su gobierno.

No es hora de medias tintas. La proximidad de las elecciones municipales y autonómicas deben fortalecer una apuesta por la pedagogía política para explicar contundentemente la Agenda Reformista que por un lado debe llevarnos a liderar la salida de la crisis, como ya reconocen propios y extraños, hasta el cuestionado FMI aplaude nuestra recuperación y, por otro, a completar la más que necesaria Regeneración Democrática.

Y para ello, hay que pasar del gobierno de «opositores», al de «comunicadores», hay que devolver la confianza a esos ciudadanos desencantados que desconfían de los cantos de sirena de una «supuesta» mayoría por la izquierda del PSOE, que se nutre en los mismos caladeros antisistema que, a los hechos me remito, no pueden traer nada bueno. Se deben acometer los cambios necesarios, de formatos, de personas, de mensajes que vuelvan a conectar con la realidad social más allá de los despachos oficiales.

No podemos refugiarnos en el aplauso fácil y falso, ni tras cortinas efímeras de humo. Sería una salida en falso que no nos podemos permitir. Hay que analizar desde la más constructiva autocrítica las razones de esa desazón de nuestro electorado que no refleja más que una realidad social constatada. Debemos coger perspectiva para visualizar de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos. Somos un Partido de Gobierno, referente del centro-reformista. Somos la primera fuerza política de este país, de nuestra Comunitat, en Valencia y en la inmensa mayoría de los municipios. Pongámoslo en valor.

Hemos arreglado el cajón roto que propiciaron las políticas de la izquierda. Hemos priorizado la estabilización de un enfermo, España, por el que nadie daba un euro. Es hora ya de preocuparse de los españoles. Nos hemos volcado en la Economía porque no teníamos otra salida, ahora hay que dedicarse a la Política. El ciudadano es lo primero.

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