Transfer en aeropuertos USA: mucho ojo

Compras unos vuelos por Internet para Latinoamérica. Los más baratos hacen escala en aeropuertos USA. Confirmados.

Barajas, T4. Facturación en el mostrador de America Airlines. El operador me comunica que no puedo volar porque voy a estar más de 90 días en Argentina (92 según el pasaje). Le digo que es mi problema, que se puede ampliar allí la estancia y que, en cualquier caso, voy a salir y volver a entrar al país durante ese intervalo, porque mi novia ha comprado dos pasajes para México. ‘Si no me muestra los pasajes no puede facturar’. Solicito que me dejen utilizar uno de los ordenadores de su oficina contigua. ‘Imposible’. Protesto en vano.

-¿Dónde hay Internet para llamar por Skype desde mi portátil y que me los envíen por correo-e? (en Argentina son las 4 de la mañana, creo que mi novia tiene guardia en el hospital,…)
-En el McDonald, allá al fondo (la terminal es enorme).

En ninguna cafetería tienen Wi-Fi. Pido ayuda a la policía cuando paso frente a la comisaría del aeropuerto. ‘No tenemos ni nosotros’. Mentira cochina. ‘Pero puede ver si le hacen la gestión en la oficina de Business Class’. Gracias.

Paso por delante de AA, buscando el local. Una azafata de tierra me sale al paso para decirme que han hecho consultas y han leído una cláusula que me permite volar. Gracias.

Vuelvo a la cola de facturación. Cuando parece que todo está en regla, el mismo operador me dice:
-Pero le falta la esta.
-¿Qué esta?
-La Electronic System for Travel Authorization (ESTA).
-Pero si no voy a salir del aeropuerto. Otras veces he hecho lo mismo y no me han pedido nada.
-Ahora, sí. Es imprescindible. Sáquela por Internet –y me da una tirita de papel, ya impresa, con la dirección https://esta.cbp.dhs.gov (lo que indica que esto le pasa con frecuencia a otras viajeros).

La azafata de AA me dice, amablemente, que cuesta 14 dólares, y si en pantalla aparece otra cantidad cuando pague con la tarjeta, es que es una página pirata, y no me valdrá. Gracias. Podría la CIA dedicarse a perseguir estas cosas y no a espiarnos masivamente.

Salgo pitando para la Business Class Office. Azafatas de lujo, pero ineficaces, tal vez por la pinta que llevo, fuera del estándar del lugar. Al final, ante la lentitud de la ‘modelito’, me pongo a los mandos del ordenador. Hay que rellenar como cinco páginas de datos y preguntas del tipo ‘¿es usted comunista?, ¿lleva armas de fuego en su equipaje?’…

-Si marca algún SI, no se la conceden –me apunta la azafata–. Conque no lea y conteste a todo NO (luego en el avión, volví a rellenar un formulario similar, esta vez más breve, en papel).

Estaba tan nervioso, y a contrarreloj, que erré varias veces una letra o un número de mi equipaje y tuve que empezar a rellenar todo el formulario de nuevo. Al final, pagué con tarjeta, la ESTA y los servicios ‘auxiliares’.

Después de tres horas, cargando arriba y abajo mis maletas, al fin facturé. Y con el avión a punto de despegar, todavía me gastaron alguna putadita más, burocrática, que no hay necesidad ni lugar para describir. Mucho ojo con la ESTA.

Xavier Corrales

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