Treintañeras casadas con el trabajo

Treintañeras casadas con el trabajo y yo soy una de ellas. Las mujeres de treinta años para arriba que amamos nuestro trabajo, lo damos todo por él, no nos importa el tiempo que invertimos, trabajamos de lunes a domingo, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Nos convertimos en mujeres muy independientes, sin cargos familiares. A las siete de la mañana suena el despertador, muchas de nosotras nos ponemos la ropa deportiva y salimos a la calle a correr, casi que somos nosotras las treintañeras las que ponemos las calles, porque a esta hora mucha gente está durmiendo, pero las treintañeras casadas con el trabajo si queremos hacer ejercicio tiene que ser a esa hora, pues más tarde es más complicado ya que llegas a casa cansada de trabajar o se termina muy tarde, hacemos una hora de ejercicio, llegamos a casa, nos metemos a la ducha, nos vestimos, arreglamos, nos tomamos o mejor dicho en este caso me tomo el vaso de leche y a disfrutar de mi trabajo. Las treintañeras casadas con el trabajo, nos divertimos con él, lo adoramos, muchas veces nos falta tiempo e incluso hay veces que tienes tanto que hacer que no sabes por donde empezar, aunque la verdad que cuanto más hacemos, más queremos, es como las pipas cuantas más comes más quieres, pues con las treintañeras y el trabajo pasa lo mismo. Sentimos pasión, adoración y muchas veces no nos damos cuenta de las horas que llevamos, simplemente nos entregamos a él con la intención de hacerlo de la mejor manera, muy profesionalmente y disfrutándolo al máximo. ¿Que puede ser que más adelante igual nos arrepintamos?, no digo que no, aunque por ejemplo en mi caso lo veo muy difícil porque realmente estoy haciendo lo que más me gusta, me siento una privilegiada y una treintañera con mucha suerte así que de momento seguiré casada con mi trabajo.

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