El inicio del curso político tiene cada año una cita importante. El Debate de Política General ha vuelto a poner de manifiesto el agotamiento de un proyecto político superado por sus propias incongruencias. Las décadas pasadas en la oposición no han atemperado a una izquierda que sigue empecinada en su cruzada anti-PP. Una obsesión que a la vista de los resultados de su gestión de gobierno, alcanzado ya el final de la Legislatura, ha condicionado todas y cada una de las decisiones del Tripartito.
Hoy volvemos a la dialéctica de los anuncios para mayor gloria del progresismo de salón. Más de tres años perdidos, sin excusas, para que esta izquierda a la que se le llena la boca dando lecciones a los demás, pusiera en valor sus habilidades en la gestión de la res pública. Otro sonoro fracaso de los gobiernos del cambio. El único cambio ha sido la vuelta al totalitarismo ideológico, al resentimiento y la ruptura del pacto constitucional, con anuncios de destacados miembros defendiendo el espíritu secesionista de sus adláteres de más arriba del Sénia.
Otra Legislatura perdida para esta tierra que ha visto como la grandilocuencia progresista, la política de titulares y cortinas de humo, no era sino un engaño más de esta izquierda que solo busca copar todos los resquicios del poder, al precio que sea. Aunque notable ha sido la labor de aliño del President Puig para manejar los resortes internos del Consell, consiguiendo restar protagonismo a la potente maquinaria propagandística de Mónica Oltra y Compromís, la sociedad valenciana asiste a este final de legislatura con una clara muestra de decepción. Decepción y desengaño ante aquellos que venían a salvar al mundo, bueno, a las personas primero.
35 medidas que son más de lo mismo. Un corta y pega para salir del trance, en medio de la mayor crisis política del tripartito. Ni Regeneración Democrática, ni modernización de nuestras estructuras productivas, ni hablar de infraestructuras hídricas, ni de los graves problemas de nuestro mundo rural. Olvidada la despoblación de nuestras comarcas de interior, ni una apuesta seria por una educación de calidad y en libertad, ni un guiño a nuestros emprendedores, autónomos y trabajadores, etc, etc. Un brindis al sol, cuya única justificación para este gobierno es el contumaz ataque sistemático al PP, sin caer en la cuenta que el gobierno son ellos y a ellos les toca gestionar. Pero una vez más se pone de manifiesto su incapacidad. Los grandes anuncios han ido quemándose en la sutil hoguera de la realpolitk.
El triste balance que nos presenta es el aumento del gasto público, un bochornoso silencio sobre la financiación o una sanidad que se les ha ido de las manos. El final de la libertad educativa, suplantando el papel de los padres a la hora de elegir que educación quieren para sus hijos. Un aumento alarmante de los niveles de pobreza en nuestra sociedad. Más dependientes que nunca en las listas de espera para mayor gloria de la superpoderosa Oltra. Más presión fiscal y lo que es más preocupante, en tan solo tres años las continuas investigaciones judiciales han puesto en evidencia su tan cacareada limpieza. No lo digo yo, es ya un clamor en una sociedad que reclama ya un cambio.
La precampaña electoral ya ha dado su pistoletazo de salida y ante el evidente fracaso del Tripartito, el Partido Popular vuelve a presentar un programa de gobierno para seguir liderando las políticas que esta tierra necesita. Blanco sobre negro, el compromiso político de la mayor fuerza política de la Comunitat Valenciana, ha vuelto a poner en valor la necesidad de valencianizar un relato que rompa el sectarismo y nos devuelva ese legítimo orgullo de ser y sentirnos valencianos, de ser y sentirnos españoles.
Mare Nostrum Per Juanvi Perez Aras