Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

Un mensaje de plena actualidad. Bona gent.

Tiempos convulsos los que vivimos. La sinrazón, la intolerancia, el relativismo, el cortoplacismo, la irreflexión y la mediocridad crispan día a día una sociedad que necesita referentes. Y no podría venir mejor el ejemplo de nuestro santo patrón, San Vicente Ferrer, que hoy 24 de abril conmemoramos. Porque su recuerdo nos hace poner el acento en la importancia de lo cotidiano, de lo tradicional, de lo normal, de todo aquello que forma parte de nuestro acervo como personas, como comunidad, de nuestra propia existencia. La vorágine que nos rodea nos hace poner el foco en la excepción, en lo extravagante, en el conflicto, haciéndonos perder el norte para rechazar todo aquello que es parte de nosotros, nuestra cultura, tradición y nuestra historia.

De ahí la rabiosa actualidad de la figura de San Vicente Ferrer. Su capacidad de diálogo, su inagotable apelación a la concordia, al acuerdo, a la mutua comprensión, junto a su familiaridad y cercanía con el pueblo le llevaron a las más altas cotas de respeto y admiración. Porque en estos momentos llenos de dificultades, de retos viejos y nuevos que nos acechan, su ejemplo es más necesario que nunca, como referente para superar con garantías este vacío que nos agobia, y así poder restablecer los valores de paz, justicia y entendimiento entre las gentes para seguir construyendo un mundo más justo.

Necesitamos pues, más que nunca, a San Vicente Ferrer y su ejemplo. Aprovechemos su festividad para acercarnos a él, para pedirle su ayuda y su intercesión. Y una buena manera es a través de los altares que hoy llenan las calles de nuestra capital y de muchos rincones de nuestra tierra, que se ocupan de difundir su vida y obra. No renunciemos a mostrar nuestro orgullo de tener un ilustre valenciano de calado internacional como el Pare Vicent.

Por eso la impronta valenciana retoma su valor en este día tan especial dedicado a uno de su más insignes hijos, el cual coadyuvó a forjar esos vínculos de la incipiente Europa con esta tierra a lo largo de los siglos, junto a esa pléyade de valencianos universales como Juan Luis Vives, San Francisco de Borja, Joaquín Sorolla, Vicente Blasco Ibáñez, José Iturbi…..

Azorín lo describió como un hombre europeo, del cual “se solicita su dictamen en graves cuestiones europeas. Y él habla con palabra precisa, clara, convincente, decisiva. San Vicente ha estado en Provenza, en Bretaña, en Escocia, en Italia… La muerte le cogió fuera de la patria y expiró en una ciudad lejana. Se le quiere y se le admira en todas partes…Siempre San Vicente, en sus infatigables actuaciones en España y en el resto de Europa, ha tenido la norma de los grandes políticos: sumar y no restar; atraer a la gente a una causa y no repudiarla. Ha trabajado siempre por la unión y la concordia.”

Hombre de sólida formación intelectual y teológica, con un dominio de las lenguas románicas (su afamado don de lenguas) que facilitó su proyección europea, con un vasto conocimiento de los textos Bíblicos y de las vidas de los Santos, forjaron la leyenda del predicador de multitudes por su facilidad para llegar a la cotidianidad del hombre de su época, en las postrimerías del XIV y principios del XV. Su realismo social le hizo extremadamente sensible con los problemas de su tiempo, injusticias y exclusiones de una sociedad compleja a la que él buscaba iluminar a la luz del Evangelio con su potente y habilidosa oratoria en nuestra lengua vernácula. Una sociedad necesitada de un empoderamiento que le permitiera afrontar las necesarias reformas que ya empezaban a vislumbrarse en una época convulsa y apasionante, en Europa y en España, que hombres de la talla del dominico lideraron.

Hoy nos acercamos un poco más al recuerdo de aquellos que como el Pare Viçent Ferrer, llevaron el buen nombre de Valencia a lo largo y ancho del viejo continente, demostrando una superioridad intelectual y humana más allá de las fronteras que los hombres seguimos erigiendo día a día a lo largo de la historia, para aislarnos de una realidad que nos supera y a la que debemos hacer frente desde el testimonio de nuestro Santo Patrón. “Sumar y no restar”, “atraer y no repudiar”, “unión y concordia” reflejan la vehemencia del mensaje y la acción de Sant Viçent Ferrer.

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