Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

Un pacto contra Valencia

La Sesión de la NO Investidura ha finalizado con el resultado previsible. Salvo la modificación de voto de la diputada canaria el resultado no arroja sombra de duda. Una Sesión fallida de un candidato que ha confirmado la precariedad de su propuesta, con el aval de Ciudadanos que seguía demostrando ese cordón sanitario contra esta tierra. Una propuesta que intentó ampliar a última hora regalando los oídos a todo el mundo para recabar los apoyos necesarios, tras tirarse a la piscina y, supuestamente, engañar al Jefe del Estado y a todos los españoles, con una puesta en escena muy mediática y calculada, efectista si se quiere pero nada productiva a la vista de los resultados. Un Pedro Sánchez justificándose y trasladando la responsabilidad al resto de la humanidad, como siempre hacen los socialistas. Ellos nunca son responsables de nada, la culpa siempre es de los demás.

Y su socio de Ciudadanos encantado de haberse conocido y de marear la perdiz con una faena de aliño a los socialistas que tendrá que justificar ante su electorado. Hacerle el trabajo sucio al socialismo, poniéndose de perfil ante la corrupción propia, aún incipiente para lo que llevan en el cotarro, pero obviando la del socio es de nota. Perdió una oportunidad de abanderar esa modernidad y ese centrismo sin tener que apropiarse de forma inmerecida e injustificada del legado del Presidente Suárez, con un Discurso en el más puro estilo del “buenismo” de ZP. Pero la realidad es tozuda, y ahora han quedado retratados ambos socios. Uno por bloquear y vetar a la fuerza más votada, y el otro por seguirle el juego.

A su vez, la izquierda de la izquierda le ha amargado el debate a los socialistas, que no estaban acostumbrados a un envite de tal envergadura por ese lado del espectro ideológico. La rotundidad de los marxistas-leninistas con su apuesta guerra civilista era previsible. Su añoranza de aquellos años de oscuros recuerdos les delata. Han venido a romper el statu quo, y saben que pueden devolverle al socialismo los años de ostracismo en que sumieron al comunismo. Pero hay que alabarles la coherencia, no engañan a nadie y ayer lo volvieron a poner de manifiesto al demostrarle que hay vida más allá de la socialdemocracia, con sus soflamas populistas y sus loas al secesionismo, etarras incluidos.

El documento propuesto, a todos menos a la fuerza más votada, vetada por cierto desde el minuto uno, es más de lo mismo. Manual socialdemócrata con una hoja de ruta que repite las mismas políticas de la izquierda que nos llevaron a la crisis. Medidas propuestas por aquellos que durante casi ocho años dirigieron la nave del Estado, llevándonos a la ruina y casi al temido rescate. Pero de eso ya nadie se acuerda. Un documento que se ha visto enmendado en su totalidad por la izquierda radical y populista que quiere otra Agenda Social, una verdadera Agenda de Izquierdas y un nuevo liderazgo, un Libertador para la «nueva» izquierda. Garzón, Baldoví, vascos y catalanes se han encargado de recordárselo también a Pedro Sánchez. El nuevo Frente Popular se va configurando en un escenario donde sus referentes ideológicos son perseguidos por la Justicia, la de verdad. Y ahora nos la quieren colar aquí. Esa mayoría de cambio que tanto pregonan, ¿por qué no la plantearon al electorado presentándose todos juntos a las elecciones? Todo lo demás son argucias e interpretaciones subjetivas. La gente votó a una determinada marca, no a la conjunción de todas, y eso hay que tenerlo en cuenta.

Un documento que sigue atentando contra esta tierra, con la negación soterrada de todas aquellas propuestas que hemos demandado como imprescindibles para garantizar nuestro desarrollo. Otra vez moneda de cambio de sus intereses. Si, mucha ecología, mucho verde de salón, mucha agenda social, mucho incremento del gasto sin saber cómo se va a pagar. Pero abriendo la espita al debate identitario y secesionista que tanto le gusta a nuestra dependiente izquierda nacionalista. Y difuminando en el limbo el resto. Nada de infraestructuras, nada de agua y menos aún de la tan manida financiación (tendrán que explicarnos que pasa con los Regímenes Forales que no tocan), que no se puede llevar a cabo sin un gran Pacto de Estado, para eso y para otras Reformas de calado, sentando en la mesa a todos los actores y retomando esa tan necesario espíritu de la Transición.

El verdadero cambio que España necesita viene de la mano de un gran acuerdo, con la suficiente fortaleza para afrontar los retos que nos acechan. Necesitamos seguir el ejemplo de otros países europeos, conformando un Gobierno de los que han ganado las elecciones, para consolidar la recuperación económica y seguir creciendo. Es mucho lo que nos jugamos. Pero todavía estamos a tiempo.

Artículo de colaboración de Juanvi Pérez

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