Lo del simposio ‘España contra Cataluña”ni tiene calificativo ni debería tener repercusión. Resulta sencillamente patético. Primero porque está organizado por El Centro de Historia Contemporánea de Cataluña, que depende del Departamento de Presidencia de la Generalitat y por tanto cofinanciado por todos los presuntos “ofensores”, que hace falta ser muy generosos uno y bastante caraduras los otros para utilizar así el dinero de todos. Pero es que todo lo que rodea el evento carece de la más mínima objetividad porque su propio presidente afirma que el expolio de España a Cataluña, no es discutible porque es un hecho objetivo. Con esta premisa, es difícil abrir un debate con historiadores que no piensen lo mismo o que, directamente, hayan proclamado como un bulo el imaginario del nacionalismo catalán a partir de 1714. ¿Ser podrá discutir eso en el Congreso? No parece: está previsto que asistan un centenar largo de historiadores, todos catalanes, por supuesto, o valencianos por una razón elemental según el presidente de la Institución, el señor Sobrqués : “Los catalanes son los que han estudiado con más rigor estos temas. Y los que hemos invitado son los mejores; todos los participantes son doctores y profesores de Historia. Es de un españolismo recalcitrante que se descalifique a los ponentes”. ¿También eso es españolista? O sea que doctores y profesores que no esté de acuerdo con la teoría del expolio continuado, no tienen cabida ni su voz se va a escuchar. Esto es lo más parecido a un “simposio a la búlgara”, si se me permite la expresión pese a que Jaume Sobrequés, ex diputado socialista ya desvinculado de ese partido, se empeña en que la concepción de las jornadas se han organizado con un absoluto “rigor científico y académico”. No estaría de más que no dijera qué entiende por rigor y qué por científico. Da igual. Hemos llegado a un punto en el que el eterno enfrentamiento de la prensa deportiva catalana y madrileña se ha convertido en un juego de niños frente a una realidad política disparatada.