Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

Una Política vacía de argumentos

Estamos asistiendo a la escenificación del despropósito de la “nueva” Política. Un despropósito bien cuidado y clamorosamente justificado por los mass media, que siguen queriendo marcar el ritmo político de este país. Y no podría venir a cuento de mejor manera este dislate al que estamos asistiendo los valencianos y los españoles, que con la conmemoración en el día de hoy de la festividad del Santo Patrón de estas tierras. Hoy festejamos a San Vicente Ferrer, un valenciano universal que dejó su impronta por toda la geografía europea con sus prédicas. Y no solo desde su visión pastoral y sus aportaciones al Cisma de Occidente. Su contribución a la Política y a la Diplomacia de su momento histórico resultó determinante, no solo para el futuro de la Corona de Aragón, sino especialmente para el de la futura España.

En estos momentos nos estamos jugando deshacer ese camino que San Vicente Ferrer ayudó a construir tras su decisiva participación, en representación del Reino de Valencia, al Compromiso de Caspe en 1412. Debemos ser conscientes de la trascendencia histórica de aquella decisión que permitió ir ajustando las piezas que permitirían el nacimiento de la nación más antigua de Europa. Ahora esa unidad que nos ha hecho grandes desde la diversidad, se siente amenazada por los delirios secesionistas de aquellos que siguen sin argumentos para la Política. Bueno, realmente tienen uno. Quitar al Partido Popular, eliminarlo. Un hecho que si bien encierra ciertos visos de legitimidad desde el punto de vista de la confrontación electoral, vemos y estamos asistiendo a la consumación de un veto que quiere excluir no solo a la fuerza política que ganó las elecciones, sino a la que ostenta el mayor respaldo electoral, por mucha mayoría social y de cambio que nos quieran vender los telepredicadores de turno. Las lecturas sesgadas de los resultados electorales, el ansia de poder de una Izquierda desnortada que sigue el ritmo marcado por el populismo de moda, nos está llevando a este nivel de incoherencia sin precedentes en nuestra historia democrática.

En plena festividad del patrón de la Comunitat Valenciana, esta tierra vuelve a estar en primera línea. No porque haya sido la que registró el año pasado un mayor crecimiento de su PIB en términos de volumen, con un avance del 3,6%, seguida de Madrid y Cataluña. No porque estemos batiendo mes tras mes todos los récords en llegada de turistas. No porque nuestro sector agro-alimentario sea un motor de las exportaciones a nivel nacional. Desde hace tiempo nos marcaron con el estigma de la corrupción en una clara estrategia para laminar al Partido Popular. Mientras se silencian otros casos en otros territorios que buscan justificar impunemente, insisten con su política de tierra quemada hacía todo aquello que lleve la marca PP. De ahí su mayor logro, el alumbrado Pacte del Botánic. Una alianza de perdedores que la “nueva” izquierda ha comprado como solución para deshacer la madeja de la nueva política nacional que se exhibe en las salas de prensa.

Un Pacto a la Valenciana que busca reeditar a nivel nacional esa alianza de “progreso” que vendrá a paliar la emergencia social que relatan sus argumentarios. Un Pacto que se vende como la nueva solución sin caer en la cuenta en que es parte del problema. Del problema de la izquierda cuando llega al poder. Del  problema del progresismo de salón y tertulia que busca instaurar un nuevo régimen, siguiendo el ejemplo de sus mentores políticos y financieros. Un modelo caduco y fallido del que no hace falta dar más referencias.

Y para ello, nada mejor que poner en valor los 316 días que ya llevan en el ejercicio del poder en esta tierra los valedores de la nueva fórmula. Una mayoría de progreso que venía a salvar a los ciudadanos. Las demoras, ajustes y nepotismo en Sanidad, los recortes en Dependencia, Pensiones por debajo de la media nacional, veintisiete Desahucios al día, demoras en los pagos a Proveedores, constatan el fraude y el fracaso de la Izquierda y su nueva fórmula. Además de los continuos ataques a la Libertad, a la pancatalanización abierta de nuestra tierra sin ningún pudor. La verdad es que ellos no engañan a nadie. Sus intenciones siempre han estado ahí, porque el fin para ellos justifica los medios.

Por eso vale la pena poner en valor ese espíritu de nuestro Santo Patrón. Espíritu y valores que puso al servicio de sus conciudadanos. Sumar y no restar; atraer a la gente a una causa y no repudiarla. Trabajar siempre por la unión y la concordia. Nada que ver con la propuesta que pone encima de la mesa la “nueva” política. Que la demagogia y el populismo que nos azotan dejen paso al verdadero valor de la Política. Una Política para los ciudadanos, pero con ellos y por ellos. Sin exclusiones, sin vetos, en Libertad. Eso es lo que espera de la Política la Bona Gent .

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