Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

Una semana negra para la Izquierda

Ni los más optimistas del lugar podían haber imaginado un escenario parecido. Los astros se confabularon contra esa Izquierda soberbia que va impartiendo lecciones por doquier, y día tras día, dato tras dato, informe tras informe, la rotundidad de los mismos les devolvieron a esa realidad que ellos tratan de ocultar con sus poderosos aparatos mediáticos. Las plañideras ideológicas dispusieron su arsenal demagógico para contrarrestar la avalancha de informaciones que confirmaban esa tendencia positiva de la economía española. Tras los datos espectaculares, aunque insuficientes de momento, del Empleo, saltaron hablando de precariedad, los mismos que avalaron los contratos basura de los que ya no nos acordamos. Después vinieron los PGE2016, los Presupuestos de la recuperación en los que queda reflejado ese compromiso de los populares con el crecimiento y el empleo, garantizando el bienestar de todos los españoles. A falta de argumentos, los tacharon de electoralistas, los mismos que hicieron mutis por el foro y abandonaron al país a su suerte, dejando el gobierno tras el ultimatun de Obama y anticipando unas elecciones que confirmaron su desastrosa política. Los mismos que en un ejercicio de irresponsabilidad, dejaron sin Presupuesto a un Estado al borde del rescate. Y para rematar, el barómetro del CIS cerraba la semana confirmando la recuperación de los populares, también de los socialistas y el desfallecimiento de los emergentes, a los que su paso por el poder les está pasando factura.

Un escenario apasionante que abría el agosto más intenso, desde el punto de vista político, que se recuerda. Mientras la izquierda se revuelve consumida en sus propias contradicciones, el tiempo va dando la razón a los populares que voto a voto, porcentaje a porcentaje van arañando puntos consolidando una recuperación que ya empieza a notarse. A los buenos resultados económicos, tras una legislatura complicada en la que había que poner en marcha una agenda reformista para salir de la crisis, se unen los cambios que los populares están realizando en todas sus estructuras. Nuevas caras, mensajes renovados, más convicción si cabe y mucha acción comunicativa, con un discurso renovado a base de inteligibilidad, verdad, rectitud y veracidad, fundamentales para ser verdaderamente entendidos por una ciudadanía ávida de referentes más allá de los promiscuos profetas mediáticos que adulteran y adoctrinan desde la más servil demagogia.

Algo se está moviendo en el ambiente. Se nota, se percibe una sensación agradable y positiva. Nuestras calles, nuestros comercios, allá a donde vamos la gente se mueve en un intenso movimiento cívico que denota que algo está cambiando. Se respira confianza y eso se nota. En las conversaciones de bar, en las tertulias de amigos, en las colas que volvemos a ver allí donde no nos acordábamos por los efectos de esta funesta crisis. Y aunque es cierto que muchos de nuestros compatriotas todavía sufren la lacra del paro y el desasosiego, miles han vuelto a ver con esperanza su futuro. Miles y miles que van sumando sus energías para ayudar a aquellos que todavía ven negro su futuro. Es un esfuerzo colectivo que está volviendo a asombrar al mundo, que se rinde ante el «milagro» español. En el Partido Popular hemos echado el resto, por compromiso, convicción y porque los ciudadanos se lo merecen, porque trabajamos para ellos. Otros siguen poniendo palos en las ruedas, pero la energía y fortaleza de este país no la puede frenar nadie cuando se siente bien gobernado.

Ir arriba