Mare Nostrum, Un mundo difuso para una agricultura en riesgo

Unas elecciones europeas en clave municipal y valenciana

A tan sólo 17 semanas de las elecciones europeas del próximo 25 de mayo, las estrategias de cara a establecer un buen posicionamiento de partida, que favorezca la participación y la implicación de la ciudadanía en las mismas empiezan a tomar cuerpo. Históricamente, la participación en estas citas electorales ha sido escasa y su tendencia ha sido bajista, demostrando cuán lejos ven los ciudadanos a Bruselas y lo que implica ese centro decisional común para nuestro devenir diario, independientemente de la coyuntura por la que esté pasando cada país.

Relegadas en nuestra incipiente cultura política a unas elecciones de rango menor, la ciudadanía sigue aferrada en la defensa de aquello próximo y que conoce, sin detenerse a cuestionar la influencia cada vez mayor que el acervo comunitario tiene en la implementación de las políticas domésticas, de ahí que se planteen estás elecciones en clave local en una transgresión del manido dicho “piensa en local y actúa en global”. Las dos últimas confrontaciones electorales europeas en nuestra comunidad depararon una abstención significativa (49.6 % en 2004 y 47.2 % en 2009), fortaleciendo las opciones mayoritarias que sumaron más del 90 % de los votos, marcando con trazo grueso la bipolaridad del sistema electoral: PP (49.99%-2004;52.80%-2009), PSOE (42.44%-2004;38%-2009).

En este escenario complejo por el que estamos pasando en nuestra comunidad, agravado por un sistema injusto que nos ha sometido a una infrafinanciación que limita nuestras capacidades de crecimiento, estas elecciones cobran un cariz especial por el marcado sesgo plebiscitario sobre la gestión del Gobierno del PP que la Izquierda ha establecido, enardecida por la fiebre demoscópica que les augura mayores glorias ante la caída del Régimen que les ha tenido en la bancada de la Oposición varios lustros.

Cuestiones vitales para nuestra tierra, que nos afectan en el día a día en un escenario competitivo marcado por la globalización, como la Política Agraria Común, las ayudas al Empleo, la Innovación o la Internacionalización de nuestros sectores productivos, las inversiones en Infraestructuras prioritarias como el Corredor Mediterráneo, entre otras muchas se deciden en la Unión Europea.

De ahí la importancia de valencianizar el discurso y municipalizar el espectro electoral en busca de redimensionar la confrontación y equilibrar las fuerzas de partida. El Partido Popular, consciente de su ingente maquinaria electoral, ha establecido claramente un escenario DAFO para plantear su estrategia, ante el desgaste evidente de un contexto nada favorable que ahora, poco a poco y con jirones de trencadís de por medio, empieza a abrir un halo de esperanza en su horizonte electoral.

Que el PPCV priorice en marcar un discurso claramente valenciano en el Programa Nacional debe servir de punto de inflexión para recuperar el liderazgo de las ideas, para llevar la iniciativa que rompa la dinámica de confrontación de la Izquierda y para revitalizar a una sociedad que está ávida por reafirmarse en sus fortalezas y oportunidades más allá de los Pirineos, allí donde siempre ha sido pionera y avanzada.

Juanvi Pérez

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