Unas europeas muy poco valencianas

Como todos saben, el pasado domingo, 25 de mayo, tuvieron lugar las elecciones al parlamento europeo. Ese mismo día, hace 206 años, se creaba la Junta Suprema de Gobierno, autoridad independiente establecida para todo el Reino de Valencia por notables y militares valencianos que se levantaron en armas contra la ocupación napoleónica, promovida dos días antes por Vicente Doménech, el Palleter.
Si os preguntáis qué tendrán que ver las pasadas elecciones europeas con la insumisión de los valencianos a la invasión francesa de 1807, os diré que, a mi juicio, mucho. No es que en la actualidad estemos padeciendo una ocupación militar, pero sí que hemos perdido mucha parte de nuestra independencia en la toma de decisiones estratégicas para contribuir, en principio, a una estructura más amplia y, supuestamente, mejor, como es la Unión Europea. Tampoco parece necesario un levantamiento armado contra las instituciones que la componen: me conformaría con que los eurodiputados valencianos elegidos defiendan con uñas y dientes los intereses de nuestra tierra. Sin embargo, no parece que eso vaya a ocurrir.
Si nos fijamos en qué valencianos han sido elegidos, nos daremos cuenta del desastre. Por un lado tenemos al Sr. González Pons del Partido Popular, quien promocionando su candidatura, tuvo la osadía de hacer una imitación barata de la escena de la naranja como si él, que traicionó a los valencianos pactando la venta de nuestra lengua con CiU y ERC, fuera la viva imagen de quien sí fuera un auténtico palleter, al menos al principio, Vicente González Lizondo. Por otro lado tenemos a los auténticos ganadores de estas elecciones: Marina Albiol, por Esquerra Unida del País Valencià (EUPV), quien no esconde su desprecio por nuestras señas de identidad defendiendo el cambio de nuestro himno por la Muixeranga y de nuestra senyera por la cuatribarrada; y Jordi Sebastià, de Compromís, quien ha manifestado que su partido ya ha formalizado su intención de integrarse en el grupo ALE, que defiende la existencia de los Paísos Catalans y su independencia de España.
Las elecciones al Parlamento Europeo ha supuesto un auténtico golpe al bipartidismo PP-PSOE en todo el conjunto del Estado, con la entrada en escena de nuevas formaciones surgidas a derecha e izquierda de las anteriores, no siendo la Comunidad ninguna excepción. Sin embargo y pese al desgaste, las opciones netamente valencianas y valencianistas, cristalizadas en un único movimiento, Valencians per Europa – Proyecte Europa, tras la unión de los partidos Renovació Política (RePo), Acció Nacionalista Valenciana (ACNV) y Unió, no han conseguido movilizar al potencial electorado, habiendo obtenido unos discretos 11.000 votos (socios incluidos). Y si bien es cierto que la censura mediática y la ausencia de capital juegan un papel importante, también lo es que otras formaciones, como la comunista PODEMOS, han conseguido unos resultados increíbles en tan solo unos pocos meses desde su creación y sin una gran campaña.
En definitiva, no sólo los grandes partidos han de hacer autocrítica.
Vicente Boluda
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