¿CUPO FISCAL? SÍ, PERO PARA TODOS

Valencia Smart City Europea de referencia

En esta vorágine electoral plagada de descalificaciones y cuestiones negativas -en la que parece que más que pedir el voto para la propia candidatura, los partidos se limitan a señalar con el dedo a otros partidos para pedir que no se les vote-, son un alivio las noticias como la hecha pública esta semana de la designación de Valencia por la Comisión Europea para acudir en representación de la Unión Europea, como modelo de proyectos de ciudad inteligente, al encuentro internacional sobre ciudades inteligentes, que se celebrará en Washington los próximos 1 y2 de junio (la Global City Teams Challenge).

Esto quiere decir que tras muchos y continuados esfuerzos el resultado ha sido excepcional y nos coloca a nivel europeo en la mayor excelencia, pudiendo competir en proyectos y soluciones con las ciudades más importantes de Estados Unidos y otros países altamente informatizados en la gestión.

Los avances de Valencia han respondido a numerosos retos. El primero de ellos, recuerdo, fue la pionera experiencia de la Sala de Tráfico del Ayuntamiento de Valencia, desde la que se controla éste con cámaras y otros elementos de detección e información del tráfico en tiempo real; ahora, implementado con mayor tecnología, con la detección e información de plazas de aparcamiento disponibles –tanto en aparcamientos subterráneos, como en superficie- y con la información instantánea de incidentes. Uno de los últimos avances altamente significativos ha sido la de la implantación de la Administración electrónica en la gestión del Ayuntamiento, con lo que éste ha pasado a ser una Administración con “papel cero” y la que los ciudadanos pueden interactuar electrónicamente con los servicios administrativos y estos tramitan todos los expedientes en soporte electrónico (lo que supone un ahorro económico muy importante y un aumento de la eficiencia administrativa y del mejor servicio al ciudadano).

Además de estos aspectos puntuales hay muchos otros: desde la gestión del agua, hasta la de los residuos, pasando obviamente por el alumbrado inteligente y la gestión de emergencias (incluidos los servicios de prevención de incendios),reciclado, etcétera.

Pero, quizás, lo más importante para la ciudanía y su participación y control en las cuestiones públicas sea lo que llama (y perdón por el anglicismo, en este artículo abundan por la naturaleza tecnológica de la materia, dominada por la lengua inglesa –verdadera “lengua franca” del mundo de la tecnología y la innovación) “open data” o administración abierta (“gobierno abierto” lo denomina el Ayuntamiento de Valencia en su página web), que permite acceder no sólo a todos lo datos municipales que impone la legislación sobre transparencia –y alguno más-,sino que también permite acceder a números información útil para el ciudadano y –lo que puede ser más trascendente y es muy valorado por la Comisión Europea- por los investigadores e innovadores, o emprendedores en investigación e innovación, para sus estudios y proyectos. Esta información no sólo es accesible, sino también reutilizable, por terceros interesados para sus propios proyectos o estudios, con lo que el efecto positivo se multiplica y es una suerte de “big bang” de ideas y desarrollos creativos.

Este desarrollo puntero de la ciudad de Valencia es lo que nos coloca en una posición de excelencia entre las ciudades europeas y nos lleva a ser considerada por la Comisión Europea como paradigma y ejemplo de proyectos para consolidar una ejempla Smart City. Y ¿qué es una Smart City? Se preguntarán ustedes qué significa esto –además de una idea genérica de que hace referencia a ciudad “inteligente”, o lista, o pulcra.

Pues todo esto significa y un poco más. Se suele admitir, en el ámbito internacional, como un concepto de ciudad que es capaz de gestionar optimizadamente los recursos y fuentes de energía, en orden a mejorar la calidad de vida de las personas y su entorno, gestionando con la máxima eficiencia y economía los servicios y ello desde la óptica tanto de los aspectos sociales y políticos, como técnicos y funcionales.

En el concreto caso de nuestra ciudad, ha supuesto la asunción de varios miles de puntos de obtención de datos, el tratamiento y gestión de esta información –que puede ser de lo más variopinto (desde los datos climatológicos, incluidos los niveles de polen o contaminación del aire y acústica por zonas, las plazas libres de aparcamiento, el tiempo y la fase de tramitación de los expedientes, la intensidad lumínica por calles y zonas, entre otras)-, su agrupación en cuatrocientos indicadores y su facilitación a los gestores públicos, a los ciudadanos y a los investigadores e innovadores.

Además, todo ello conforme al estándar europeo FI-WARE que permite su interoperabilidad y que es uno de los factores que han decidido a la Comisión Europea de la elección de Valencia como ciudad inteligente (VLCi) a que represente a la Unión Europea en el congreso del próximo junio en Washington sobre ciudades inteligentes e innovación, presentando cinco de los proyectos que se han implantado en nuestra ciudad: APP Valencia, la Estrategia Smart City, la Plataforma Integral de Administración Electrónica (PIAE), la Plataforma de Valencia Ciudad Inteligente (VLCi) y el Portal de Transparencia y Datos Abiertos.

Los restantes proyectos que se presentarán en Washington –hasta ciento setenta- están liderados por ciudades como Nueva York, la propia Washington o San Francisco y por entidades de investigación de tanto prestigio como la Universidad de Harvard o el Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Este logro es doblemente gratificante por cuanto no sólo “pone a Valencia en el mapa” y de una manera más técnica y científicamente relevante que una puntual capitalidad deportiva u otro evento semejante –aunque estos fastos sean muy convenientes para dar a conocer la ciudad y la Comunidad, sobre todo teniendo en cuenta el impacto del turismo en nuestra economía y puestos de trabajo-,alineándose con otros factores –como la Ciudad de las Artes y las Ciencias, sus museos y un teatro de ópera permanente a nivel de las grandes capitales del mundo occidental- y la sitúa en los primeros lugares de la innovación de Europa y del primer mundo, sino que redunda en nuestra comodidad y mayor calidad de vida.

Basta con entrar en la página web del Ayuntamiento (www.valencia.es) y navegar un rato por ella –y, en especial, clickear en el banner “gobierno abierto” o “govern obert”) para darse cuenta de la magnitud de la plataforma digital puesta en marcha y la cantidad y utilidad de la información facilitada. Además, y esto es muy importante en un sistema democrático –por no decir que lo más importante-, permite con su absoluta transparencia y administración electrónica un control eficaz de la gestión municipal. Incluso permite la aportación ciudadana de
sugerencias, quejas o alegaciones en todo lo que sea de interés de los ciudadanos.

Para terminar, un momento de agradecimiento a las personas e instituciones que han hecho esto posible: en primer lugar a los abnegados servidores públicos que con mucho esfuerzo y quitando horas de su tiempo libre han hecho posible la implantación de estas innovaciones –y muchas veces, como los primeros avances a que hemos aludido, la han impulsado o ideado- y en segundo lugar a la empresa adjudicataria, Telefónica, del proyecto “Plataforma Valencia Ciudad Inteligente”, que ha desarrollado con los estándares de mayor calidad conforme a los parámetros de la Unión Europea, el soporte tecnológico de la Smart City ejemplar que ha llegado a ser Valencia. Pero no podemos olvidar –ni siquiera en estos momentos tan complicados de las postrimerías de una campaña electoral- al
equipo de gobierno de la Alcaldesa Rita Barberá –en especial a la Concejal responsable del proyecto, Beatriz Simón- que sin aspavientos, ni grandes inauguraciones, han ido consolidando en los últimos años un modelo de ciudad, ejemplo para toda Europa de innovación y tecnología al servicio de los ciudadanos.

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