Valencianos y Europeas

Al PSPV le ha pasado con la lista europea lo que el PPCV con el gobierno de Rajoy: que ha quedado en evidencia el poco peso orgánico que una federación tan importante -en tiempos, la segunda de España- tiene actualmente en Madrid, que es donde de verdad se decide lo que pasa en las autonomías. Con las excepciones -de momento- de la vasca y la catalana.

Que la lista europea de los socialistas incluya como cuota valenciana a Rodríguez-Piñero y a Serrano es como cuando los populares valencianos contaban como embajadores suyos en los gobiernos de Aznar a Michavila o a Trillo. Más y mejor ejerce el nominalmente madrileño García Margallo, nada sospechoso de padecer gurtelización, la clave que explica el cinturón sanitario que ha impedido de momento progresar a González Pons.

Dicen en Alicante que a Luna con el PSOE le ha pasado algo parecido, pero por Brugal, por haber trabajado entre cargo político y cargo político para el omnipresente empresario Enrique Ortiz. Por eso, más que porque Ximo Puig votara a Chacón en las primarias que ganó Pérez Rubalcaba, Luna se ha quedado a la ídem de Valencia. A los aún eurodiputados socialistas valencianos Perelló y Andrés supongo que les ha podido la distancia -que es el olvido- a los centros de poder. Por eso caen.

Eso sí, la lista socialista la encabeza nominalmente un Valenciano, que no es Valenciana por mucho que se empeñen los de Amaiur, que de vez en cuando le cambian el género al apellido. Será por aquello de que es mujer, y hay que hacerlo notar también en sus credenciales más personales. Valenciano es la señora que hace unos días estuvo en Cataluña posando delante de dos de las tres banderas oficiales en esa comunidad autónoma. Ya se pueden imaginar cuál faltaba. Yo del partido le hubiera abierto expediente. Porque, con la que está cayendo, que un alto dirigente de una formación política nacional pose sin la bandera nacional da munición al adversario para media campaña electoral.

El problema es que quien podría expedientar a la señora Valenciano es … la señora Valenciano, también vicesecretaria general del PSOE y, por tanto, superior jerárquica del secretario de organización. Que, precisamente por ello, ya ha dado munición a sus oponentes políticos para la otra mitad de la campaña con la idea-fuerza de que la número 2 del principal partido de la oposición quiere irse (¿huir?) a Bruselas.

Tiene motivos Puig, el líder de los socialistas valencianos -desde sus primarias, con todas las consecuencias y todas las bendiciones- para no estar satisfecho con la elaboración de la lista que ha hecho Ferraz. Ahora vamos a ver qué pasa con Fabra cuando Rajoy dé permiso para anunciar la del PP, a ver si puede o no ponerse alguna de las medallas que se le han negado a Puig en la acera de enfrente. Aunque da la impresión de que más que en la lista europea el President se la podría colgar por algún movimiento colateral que llevara hasta el Gobierno central a algún valenciano de los que están fuera del citado cordón sanitario.

Ya saben que se habla mucho de Barberá, que no sé yo, no la acabo de ver fuera de Valencia. A lo mejor hay que pensar más en un perfil tipo Susana Camarero, recién ascendida a alto cargo de Sanidad, de donde también se habla podría salir rumbo a Bruselas por razones que no hará falta explicar la mismísima Ana Mato.

Vicente Climent

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