¿Y ahora qué?

Por cambiar que no quede. Ahí están las denominaciones de las nuevas consellerías: Economía sostenible, Sectores productivos, Sanidad Universal y Salud Pública, Vertebración del Territorio, Reformas democráticas y Libertades públicas, Transparencia, Responsabilidad Social, Participación, Cambio Climático y Desarrollo Rural.

Hay que reconocer que el esfuerzo semántico desarrollado ha sido inmenso para intentar cambiar la imagen de los Ministerios (Consellerías en este caso) y que quien haya tenido tan feliz ocurrencia habrá sido premiado con el “honor al ingenio”.

Esperemos los cien días de gracia y justicia. Los merecen. Después veremos cuáles son las realidades que traen estos envoltorios.

Hay juventud, (en su mayoría) hay entusiasmo y mucha dosis de utopía. Las frases del mayo francés, en la Sorbona, aún siguen escritas en las circunvoluciones cerebrales de la muchachada: “Sed realistas, pedid lo imposible”.

Vamos a ver si tras el día de gloria de ayer, vienen los trabajos y los días. Los de los próximos cuatro años. Y consiguen ilusionar a su electorado.

El Palacio de Invierno (la Generalitat) ya se ha conquistado. Veremos si acaban con sus pertenencias o, por el contrario, alcanzan su transformación y adaptación. El tiempo nos lo dirá.

No sé si será buen inicio colocar a un licenciado en filología clásica y profesor de griego en un instituto en una Consellería como la de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Trabajo. Seguro que sí.

Sin embargo hay un aforismo clásico: “Primum vivere, deinde philosophari”. Veremos lo que da de sí en esta legislatura.

Parece que la Industria y el Turismo no tienen encaje en la nueva concepción del bi (tri) partito, al menos en el lenguaje.

Y esto lo menciono a modo de ejemplo. Desde el tema que más me preocupa: el empleo, la economía y el desarrollo de la Comunidad.

De todas formas, hay que esperar. No necesariamente deben estar enfrentados los gestores con los filósofos.

Lo que sí es cierto es que la política no se nutre de sueños ni de viajes a la Itaca feliz.

Nos encontramos en espera, a la espera.

Y, pese a todo, les deseamos un buen cuaderno de bitácora y buen rumbo.

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