¿Urnas o playa?

¡Y llegó el primer avión a Castellón!

Más de 200 personas se acercaron tan solo para verlo y una treintena de medios de comunicación nacionales e internacionales cubrieron ayer el acontecimiento. Esas son las cifras que ilustran la magnitud del despropósito. El aeropuerto de Castellón es la punta del iceberg del despilfarro en nuestra Comunidad, solo la punta. Y a esta inversión parece que, sea mucha o poca, se le empieza a encontrar algo de rentabilidad. Quizás nuestros nietos la puedan ver amortizada.

No voy a enumerar la cantidad de construcciones o eventos en los que se ha dilapidado el dinero de todos los ciudadanos de la Comunidad Valenciana. Nos los sabemos de memoria, casi como las tablas de multiplicar. “Siete por tres, veintiuno y me llevo dos para el bolsillo”…

El dinero ya está gastado, derrochado. Ahora solo queda un camino: intentar aprovechar lo construido. Por eso me alegro de que el aeropuerto de Castellón empiece a tener actividad. Me alegraré también si se consigue no malvender la Ciudad de la Luz y también, que tenga rentabilidad. Y celebraré si algún día se acaba la Ciudad de las Artes y las Ciencias para que no hagamos el ridículo mundialmente con más goteras en el Ágora o desprendimientos de trencadís de las fachadas.

Tengo ya ganas de que dejemos de ser noticia por el despilfarro y la corrupción. Espero que no lo cambiemos por la ineficacia y el fanatismo nacionalista. Confío en que los errores de otros sirvan de aprendizaje. Ya es hora de que la Comunidad Valenciana empiece a ser noticia por cosas positivas.

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