Jesús Montesinos

¿y qué hacemos los valencianos?

Anda España medio quebrada con el afán separatista de una parte de los ciudadanos de Catalunya, pero en la Comunidad Valenciana estamos preocupados por el toldo en la plaza de la Mare de Deu, la pista de hielo que quieren montar en la plaza del ayuntamiento de Valencia o el ridículo enrocamiento de la alcaldesa Sonia Castedo en Alicante. ¿Somos así de frívolos o es que esto es solo la imagen que dan de nosotros nuestros propios medios de comunicación?

El gremio de los políticos dirigentes de Catalunya y la sociedad civil respectiva iniciaron hace años una hábil mercadotecnia con el soberanismo que ha acabado en la grave situación actual, que se resuelva como se resuelva ha dejado el caldo de cultivo suficiente para que la reivindicación independentista sea ya una constante histórica para las próximas generaciones. Ya nada volverá a ser igual como hace solo un par de años. Y como es lógico este es un tema altamente preocupante para el resto de España. Aunque se cambien las leyes, aunque se cambie la Constitución por consenso general o aunque Artur Mas y Oriol Junqueras desaparezcan del escenario político, la simiente, está echada. El mapa de la Península Ibérica está reconfigurándose.

Ante esta situación la Comunidad Valenciana queda muy afectada. No solo por el afán expansionista que tenga el nacionalismo catalanista, que también. La Comunidad Valenciana está afectada por las infraestructuras (para llegar a los mercados europeos hay que pasar por Catalunya), la economía (vendemos y compramos mucho en Catalunya), el turismo (los turistas llegan por carreteras que pasan por Catalunya, competidor nuestra en el sector), los puertos (Barcelona contra Valencia), las universidades (hay estudiantes valencianos en Catalunya y pocos catalanes en nuestras universidades), la financiación autonómica (Catalunya se llevará la mejor parte) y hasta financieramente (CAM y Banco de Valencia en manos de La Caixa y el Banco Sabadell). ¿Podemos quedarnos con cara de poker ante lo que está pasando?

Evidentemente tenemos un comportamiento como el resto de los españoles y defendemos la unidad de España con su diversidad, como dice Felipe VI . Incluso hay grupúsculos que están a favor de la independencia de Catalunya y otros que claman contra los catalanes. Pero la mayoría de los valencianos estamos a otros menesteres, como si las nuevas fronteras no fueran con nosotros. Es el meninfotisme elevado a categoría histórica. Nosotros al toldo, a la pista de hielo y a seguir hablando de la extraña pareja Enrique Ortiz/Sonia Castedo.(Debates) . Pues que sepamos que lo que está ocurriendo es muy grave y nos afecta a nosotros más que a nadie.

Aunque al final no se si el comportamiento civil es consecuencia de la frivolidad política que reina en la Comunidad Valenciana o la superficialidad política es puro trasvase de la frivolidad civil, como decía Joaquín Reig. Cuando uno se asoma a lo que dicen los políticos valencianos comprende que la historia nos va a pasar por encima y no nos vamos a enterar. ¿A qué genio del Consell se le ha ocurrido meter como gran propuesta construir un nuevo Hospital en la antigua La Fe ? ¿Y a quién se le ha ocurrido la genialidad de hacerse cargo de la mitad de la deuda de las universidades? ¿Por qué no les aplican lo que dice el Sindic de Comptes sobre el despilfarro en las universidades? Pero todo es pensar y eso es difícil cuando andamos atiborrados de paella.

¿Y están preparados en el PSPV/PSOE para valorar lo qué va a pasar cuando siguen demandando inversiones en infraestructuras como si el dinero fuera cosa de los Reyes Magos? ¿Son serios los de EU o Compromís cuando todo el debate escolar que impulsan es el calor que hace en las aulas? Venga a dar gritos por la enseñanza pública y en valenciano y son incapaces de revisar la calidad de las clases de matemáticas, química, idiomas o historia. A todos estos políticos lo qué está pasando ahí al lado les viene grande.

¿ Y qué hacemos entonces los valencianos? Pues quedar para almorzar y preparar una paella para el domingo. ¡Ah! Y hablar mal de los políticos que para eso están

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